“El futuro de la humanidad pasa por la familia”

El día 15 de mayo, de cada año, se celebra el día internacional de la familia. Su origen se remonta a los años ochenta. Sin embargo, no fue sino en el 1994 que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó este día oficialmente. Hoy es un día propicio para resaltar, reconocer y promover el cuidado la familia.

Por ejemplo, invito al amable lector a considerar las veces que emplea cada día la palabra “familia” y sus respectivos derivados: “familiar” y “familiarizado”, se constatará que es un vocablo muy presente en nuestro acontecer diario. Lo usamos para referirnos a: una empresa familiar, a amigos que son como familia y a una tertulia familiar. En definitiva, los amigos, los vecinos, los parientes se convierten en nuestra familia haya o no vínculos sanguíneos o legales. Es un concepto antiguo, cuyo significado básico es “casa”; es decir, la totalidad de las personas que viven jutas. No obstante, esto, los conceptos “casa” y “familia” no son sinónimos.

La familia es la institución para acoger, cuidar, proteger, acompañar, promover, desarrollar las capacidades y las habilidades de la persona. Ella es escuela de amor, de esperanza, de humanidad, de socialización, de diálogo, de escucha, de amistad, de valores, de virtudes, de oración y de interioridad. La familia es una escuela que suscita la unidad, la pertenencia, la armonía y la paz entre todos los pueblos.

La familia enseña quiénes somos y cómo hemos de vivir como hombres y como mujeres maduras. En tal sentido, dice el Papa Francisco en Lumen Fidei: sin la familia, la unidad entre las personas y las naciones pierde su vínculo más básico y se vuelve meramente pragmática, “concebida sólo como fundada en la utilidad, en la suma de intereses, en el miedo, pero no en la bondad de vivir juntos, ni en la alegría que la sola presencia del otro puede suscitar”.

En la familia aprendemos los fundamentos de economía, de administración, del trabajo, del significado de la sexualidad, de la alegría y de la entrega. Asimismo, la familia promueve el crecimiento humano, emocional y espiritual.

Sin embargo, el virus de la crisis de pareja, de la infidelidad, del divorcio, los placeres ilícitos, el dinero fácil, la violencia en todas sus facetas, la pobreza, la falta de empleo, del analfabetismo, las precariedades de los servicios público inciden negativamente generando una gama amplia de tipos de familias, que a su vez forjan personalidades con un sinfín de características conductuales, costumbres y experiencias, cuyo impacto se verifica en el mismo tejido familiar y social, originando una realidad muy heterogénea y debilitada de la familia.