Cuando este artículo sea publicado, faltarán aún siete días para la gran jornada de sufragios, por lo que es un atrevimiento de mi parte adelantarme al veredicto de este proceso. Sin embargo, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la Fuerza del Pueblo (FP) no se merecen ningún otro obsequio que no sea el resultar perdedores en los comicios.
De ser desde hace más de 20 años la principal maquinaria política de la República Dominicana, a parecer unos primerizos en la ejecución de estrategias políticas que verdaderamente tengan un impacto en el electorado, las organizaciones políticas bochistas, en la actualidad, por la división, FP y PLD; deberían considerar la realización de una introspectiva muy profunda sobre su futuro político, luego de este proceso. Tardar tres años en pactar un acuerdo y así “unificar” a medias la dirigencia tripartita para enfrentar a un Partido Revolucionario Moderno (PRM) que inició su gestión rezagada y con reclamos de la sociedad por la crisis del covid, al igual que otras calamidades como “la guerra entre Ucrania y Rusia”, finalmente no obtuvo ningún resultado.
Pudieron elegir un solo candidato presidencial desde el inicio que representara los intereses políticos de la coalición partidista. Pero no, el ego de los líderes superó las ofrendas de la salvación colectiva.
Veremos si la vergüenza hace posible un relevo generacional que rescate los cimientos de esos partidos… Mientras tanto, el PRM deberá continuar fortaleciendo a los miembros de la base para garantizar la hegemonía en periodo prolongado. De lo contrario, tendrá que ofrecer muchas respuestas sobre el uso desmedido de los recursos del Estado en las campañas electorales.