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Crónica de una campaña

Nos remontamos al año 1985 cuando visitan a mi padre, Ramoncito Díaz, los señores Juan Luis Seliman, Johnny Morales y Frank Jorge Elías para que él se encargara de la campaña del doctor Joaquín Balaguer del año 1986.

Después de posteriores reuniones mi padre comenzó a elaborar la campaña, y se formó la Otca, que era la Oficina Técnica de Campaña, para que la campaña de Balaguer llevara la misma línea de estratégica.

Esa campaña se dividió en tres partes, primero sacar la cédula y poner el registro electoral al día, luego unos jingle que resaltaba las debilidades del gobierno y después los spots publicitarios de la cual nace Don Chencho.

Chencho fue un personaje de Cambita Garabito en San Cristóbal. Mi padre escribe el texto del personaje y se comunica con Camilo Carrao y Mario Arredondo, ellos se trasladan a diferentes pueblos buscando el perfil de la persona que se adecuaba al personaje que mi padre Ramoncito Díaz requería para el comercial, hasta que encontraron a Don Chencho y se seguía trabajando en lo que era la campaña.

Cuando vino el rompimiento de mi padre con esa campaña del 86 fue porque en el edificio donde estaba la Otca era de mi padre, y se lo había cedido al Partido Reformista para que desde ahí se trabajara todo lo que tenía que ver con la campaña. En ese lapso de tiempo se incorporó Jacinto Peynado que tenía una oficina en ese mismo edificio y mi padre le había comunicado con disgusto a él que esa oficina no era un comité de base del Partido Reformista por la cantidad de gente que asistía que no tenía nada que ver con la campaña, y al pasar el tiempo mi papá sacó a Jacinto del edificio y ahí fue el rompimiento con la campaña de Balaguer en el 86.

Después de un tiempo, mi padre, todavía molesto con la situación que pasó en la Otca, va a un programa de televisión que se llamaba “Cecilia en facetas” y comete el error de decir que se sentía orgulloso de haber vendido el peor producto que era Joaquín Balaguer (digo que es un error porque para mí el no debió dar esa declaración), pasaron unos días y Jacobo Majluta lo llama para el último tramo de la campaña del 86 y ahí fue que se creó Don Bartolo. Mi motivación para hablar sobre este suceso es por una entrevista que vi en el canal de Youtube de Listín Diario, donde invitaron al señor Checheo Rivera que dice que él fue a visitar a mi padre a la cárcel para que le hiciera la campaña a Balaguer y que le ofrecieron 10 millones de pesos y ciertas comodidades y que mi padre sólo marcó líneas en esa campaña.

Por tal razón, al escuchar eso y seguir escuchando tantas mentiras me vi en la obligación de hacer estas aclaraciones. Mi pregunta es: si a mi padre se le presentó el problema en diciembre del 86, cómo es posible que alguien pudo ir a la cárcel hablar con él para una campaña en mayo del 86, o sea 7 meses antes de él haber tenido el problema y más una campaña que empezó un año antes de las elecciones.

También dijo que esa campaña se grabó en Puerto Rico, cuando esa campaña se grabó en Audiolab que estaba en la César Nicolás Pensón en Gazcue. Ese señor nunca estuvo involucrado en nada relacionado a los trabajos publicitarios que realizó mi padre excepto los del ron Barceló que eso también tiene su historia. Con referente a lo que dijo que él fue el que sugirió y contrató a mi padre eso es mentira, cuando en realidad el que lo contrató fue Guaroa Liranzo.

Esa persona expresó que a mi padre le habían dado 10 millones de pesos por esa campaña y es una falsedad igual que todo lo que dijo. La profesión de mi padre era la publicidad, trabajó para muchas marcas y en temas políticos, le hizo la campaña a Antonio Guzmán, Salvador Jorge blanco, y a Joaquín Balaguer desde el año 1986 hasta 1994.

Es la primera vez que hablo públicamente del tema pero me he visto obligado al ver esa entrevista de cómo alguien pretende distorsionar la verdad aprovechándose de que mi padre ya no está, pero sus hijos estamos en la obligación de defender el legado que él pudo haber dejado en la publicidad y en la música, si no lo haría no merecería el honor de tener su apellido.