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TESTIGO DEL TIEMPO

Entre Leonel y Abinader

El ex presidente Leonel Fernández y el presidente Luis Abinader, llegaron a la Presidencia de la República sin experiencia administrativa. Nunca fueron ni ayudantes de alcaldes pedáneos.

Leonel y Abinader fueron seducidos, cayeron subyugados, dominados por la “adulonocracia representativa”, los lisonjeros que envanecen y controlan a los presidentes, desde Pedro Santana hasta hoy.

Antes de ser presidente, Leonel fue Abogado de Oficio.

En el poder, diariamente elogiaban su chaqueta hermosa, corbata preciosa, su personalidad embriagante, su genialidad superdotada y le celebran todos sus chistes desabridos.

Las lisonjas evolucionaron, el “Viva Horacio o que entre el mar” cambió a “Balaguer, sin ti, se hunde este país”, con Leonel: “no hay nadie más pa’ sustituirte”. Nunca escribió nada superior a un paquito de Fantomas, pero Leonel es “un gran intelectual”. Como “gran líder” cargaba una caja con “más de dos millones de firmas”, implorándole que “por favor” siguiera gobernando.

Leonel no respondía preguntas de periodistas dominicanos, ni se sentaba en cualquier silla. Un helicóptero militar con piloto, co-piloto y dos soldados transportaba su silla presidencial adonde fuera.

Leonel nunca entendió que no le “agradeciéramos su obra de gobierno”.

Antes de ser presidente, Abinader, como personaje de telenovelas, vivía de “los negocios de la familia”, pero nadie sabe qué hacía. En negocios familiares, muchos hijos tienen altas posiciones, jugosos salarios, y subalternos haciéndoles el trabajo.

Abinader está convencido, es un “gran líder”, el 70% pide su reelección. Recientemente le comenté a un funcionario que eso era un disparate, y me respondió “pero Danilo (Medina) ganó con 68%”. Le pregunté: “¿Ustedes harán lo que dicen que Danilo hizo? “No”, respondió.

El ex presidente Hipólito Mejía, correligionario político de Abinader, dijo que ocho de cada 10 dominicanos son ladrones. Esa “mayoría ladrona” no reeligirá la “honestidad” de Abinader.

Como presidente, Leonel empezó “jugando baloncesto” en Villa Juana, recuerden cómo terminó. Abinader empezó manejando su propio auto, su historia todavía sigue en desarrollo. Esperemos el final.

Quien se instaló en la cabeza de Leonel, convenciéndolo de esas sandeces, está instalado en la de Abinader. Debemos esperar, cualquier cosa puede pasar.