Nos colocaron una bomba de tiempo
Confieso que conectarme con la naturaleza o un entorno agradable durante la conducción me permitía tomar las decisiones más importantes de mi desarrollo como ente social. Ciertamente lo hacía mientras conducía.
Desde hace un tiempo no puedo decir lo mismo. Aquellos viajes que significaban un placer en mi vida hoy es un martirio estresante y de mucha ansiedad.
Producto de esa desesperación sumada a las grandes contaminaciones de todo tipo como valor agregado a ésta degradación que sin duda afecta la calidad de vida de todos, tenemos que considerar el temor por la inseguridad ciudadana que impera en la República Dominicana.
Con certeza lo que manifiesto es común para todos los ciudadanos que transitamos por nuestras calles y carreteras. Pero más triste, cuando durmiendo en cama o sentado en la puerta de su casa ocurre lo peor por alguien a alta velocidad.
Por más precaución que tomemos, otro desaprensivo dirige nuestro destino desprevenidamente; causándonos gastos y contratiempos hasta llevarnos a una fatalidad; en todo caso cualquier acontecimiento de esta índole afecta la vida de los familiares y su presupuesto.
De manera, que abordar un vehículo representa para el dominicano sin excepción de edad o sexo, religión o estatus, una bomba de tiempo.
Literalmente la población nacional anda con esa bomba de tiempo a cuesta y el Estado es el responsable de desactivarla porque su función es propiciar bienestar y tranquilidad al pueblo.
Estamos en vísperas de la celebración democrática para elegir la mejor opción que responda al enunciado anterior desde la administración pública. A la vuelta de la esquina una oportunidad que tenemos cada 4 años los dominicanos para que nos cumplan nuestros sueños y esperanzas colectivas mediante votos en las urnas.
Los dominicanos, por la frecuencia de los acontecimientos en las vías, vemos normales en los compromisos de desarrollo de nuestras comunidades y nos hacemos indiferentes ante el dolor y la tragedia hasta que nos toca directamente.
Lo cierto es que los gobiernos pueden revertir este escenario de bomba regresiva en nuestra permanencia en la tierra con inversiones y políticas eficaces y eficientes.
De lo que se trata en este proceso inmediato, es de elegir a quien nos garantice la supervivencia que nos amenaza inmisericordemente por mentiras y promesas incumplidas.