Las malas políticas públicas

Ahora que el país se encuentra en campaña presidencial, y los candidatos en las boletas se encuentran presentando sus próximos programas de gobierno, me he permitido hacer una lista de políticas públicas puestas en ejecución por líderes mundiales electos en el inicio o durante su gestión, que han impactado negativamente a su país y a la esfera internacional, dependiendo de la incidencia de ese país en la economía mundial. Así como de otras nacionales.

En los inicios de su mandato el presidente Biden, prohibió la ocupación de más tierras federales para explotar las arenas bituminosas, las que han permitido que los Estados Unidos se conviertan en uno de los principales productores mundiales de gas natural y petróleo. Con esta medida se detuvieron las inversiones de exploración y explotación, y se redujo la producción, entregando de nuevo al cartel de países árabes más ahora Rusia, la hegemonía en el movimiento de los precios del petróleo en el mercado internacional del petróleo. Con esta medida y su repercusión en los aumentos en los precios internacionales de los carburantes fósiles, se aceleró la expansión inflacionaria a partir del 2022. Esta medida fue eliminada por Biden, cuando los países europeos se vieron afectados en su disponibilidad de energéticos con la guerra de Rusia contra Ucrania, convirtiéndose ahora los Estados Unidos en el suplidor del 50% del gas en Europa Occidental. Pero por presión de la izquierda de su partido, el presidente Biden ha restringido de nuevo la explotación de los fósiles en suelo americano, lo que ha provocado que se incrementen los precios de los hidrocarburos a nivel mundial, en medio de una campaña electoral, donde la inflación podría ser el mayor factor que actúe para derrotar las aspiraciones reeleccionistas del presidente Biden. Posiblemente en pocos días mayores presiones sobre los aumentos en los precios habrá, debido a la caída en la oferta que afectaría ese mercado, de ponerse en ejecución las nuevas restricciones al mercado de la oferta mundial , que impondría la decisión de la administración americana tal y como señaló la Señora Yellen Secretaria del Tesoro estadounidense, de nuevas sanciones a Irán por su agresión al territorio de Israel, con un embargo total sobre su exportación de petróleo, y el reinicio de las sanciones de un nuevo embargo petrolero a Venezuela.

Otra mala política impulsada por el presidente Biden, fue continuar con la política expansiva de gastos públicos iniciada por el expresidente Trump para paliar los efectos del Covid sobre las empresas y familias. Ese tercer paquete expansivo de políticas públicas, fiscales y monetarias aplicado a partir de febrero del 2021, fue advertido por economistas Keynesianos como estimuladores de inflación, ya que no eran necesarios cuando ya los indicadores de la economía norteamericana mostraban que iniciaban su recuperación. La aplicación exagerada de estas políticas, provocó que la expansión del balance monetario de la Reserva Federal se duplicara en dos años, con el fin de financiar entre otros, un déficit público que alcanzó el 24% del PIB. Esa errada decisión en el inicio de su gobierno, ha impulsado el actual periodo inflacionario, elevando las tasas de interés a su mayor nivel en las últimas tres décadas, no solo en Estados Unidos sino a nivel mundial, y posiblemente le cueste la pérdida de la nueva gestión presidencial aspirada por el presidente Biden.

Durante la pasada década los gobernantes alemanas, impulsaron una política energética de someter la demanda de sus necesidades de gas natural a la dependencia de la oferta de la producción rusa, y con tal fin iniciaron el desmantelamiento de las plantas de energía atómicas. La guerra de Rusia contra Ucrania, provocó una reacción de rechazo en los países de Europa occidental, que llevó a la aplicación de sanciones contra la oferta de productos energéticos rusos, afectando negativamente la economía alemana, la cual todavía no se repone de ese enorme error, de entregar la dependencia del mercado energético de su país a otra nación extranjera. Esta errada política, fue advertida por muchas voces responsables que no fueron escuchadas por dichos gobernantes. El otro enorme error de política comercial alemana que le está creando serios problemas, fue su decisión de entrar en relaciones de transferencia de tecnología en el mercado de automóviles con asociados chinos, con la intención de ganar compradores en ese enorme mercado, lo que le permitió a sus socios chinos copiar sus innovaciones tecnológicas y desarrollar emporios automovilísticos que han convertido a China en el principal exportador de autos en el mundo. Ahora Alemania está perdiendo sus mercados en China y en el exterior. Ambas políticas le han costado a Alemania la caída en sus niveles de productividad, de inversión y de expansión industrial, provocando que el principal motor de crecimiento europeo entre en un periodo económico recesivo.

Tal y como hemos visto. Dos de las más importantes economías mundiales han entrado en graves problemas que han afectado también a la economía mundial, debido a la aplicación de malas políticas públicas. Hemos dejado de mencionar a China, y sus grandes errores de políticas públicas, para no alargar este trabajo.

En cuanto a las políticas públicas nacionales, señalaremos varias por la inacción del no hacer, o por la desdicha del hacer, que han afectado o afectarán el comportamiento económico y social del país.

Después de las gestiones del expresidente Balaguer, las inversiones públicas, realizadas la mayoría de ellas con ahorro público, mermaron y áreas importantes como el agua, la foresta y el transporte urbano fueron desatendidas con contadas excepciones. De no haber sido por las presas construidas más del 90% hace 30 años, aquí estuviéramos una crisis nacional en el abastecimiento de agua potable, con los ríos desbastados y con la agricultura sin producción, como Haití. Pero pese al problema del agua potable en la región este, los pozos construidos para su extracción del subsuelo, se alimentan cada vez más de agua salinizada, y con riesgo de crear epidemias en esa región, siendo la que más crece en población urbana y en turismo, no existiendo planes gubernamentales, que sean públicos, o programas de gobierno, en ser favorecida, con la construcción de presas en sus fuentes acuíferas que nacen en la cordillera oriental, y que mueren desperdiciadas en el mar, como fuentes sostenibles de abastecimiento de agua potable para esa creciente población.

En cuanto al transporte urbano, sino hubiese sido por las amplias avenidas y parques construidos por Balaguer, siendo yo mismo un crítico en sus inicios, esta ciudad se hundiría en una mayor contaminación, y en un mayor caos del tránsito que el actual, que se hace insoportable porque, aunque los metros y túneles construidos en los gobiernos del expresidente Fernández han aliviado los problemas de congestionamiento del transporte urbano, los demás gobiernos han sido incapaces de enfrentar con soluciones viables y urgentes este grave problema. Porque ni vagones se compran, pese a las largas y tediosas filas a las que son sometidos diariamente sus usuarios, convirtiéndose este en un grave problema que afecta la productividad nacional, que debe de ser encarado con soluciones urgentes de corto plazo, así como con planes de inversiones públicas y privadas en el mediano plazo. Pero mucho se dice y poco se hace.

Otra mala política que ha evitado que el país se beneficie de mayores ingresos, fue la lucha sostenida por varios años por la minera de oro con la oposición de las autoridades, para buscarle una solución sostenible a la construcción de la presa de cola, que demandaba el desarrollar sus nuevas explotaciones auríferas. La producción de oro ha caído en picada, mientras sus precios internacionales se han movido hacia sus mayores niveles históricos, creciendo 30% desde julio del 2022. Esta pérdida de ingresos públicos, equivale a una reforma fiscal para el gobierno y de un enorme costo para la población.

Solo mencionaremos del sector eléctrico que las decisiones de políticas públicas por todos los gobiernos dominicanos para enfrentar los problemas de ese sector en el último medio siglo, han sido un desastre total, mirando sus resultados, donde dicho sector ha sido responsable de más del 50% del endeudamiento externo, y se traga anualmente 1600 millones de dólares en un saco sin fondo, lo que constituye otra reforma fiscal del gobierno. Con un enorme costo a su población y a la pérdida de productividad de las empresas. Una pregunta tonta: ¿Por qué el Consorcio Energético de Bávaro puede ser eficiente con beneficios y las entidades públicas no? Pues ahí está la respuesta a los que viven gritando en contra de las privatizaciones de las empresas públicas. Porque el populismo irresponsable y costoso, no permite que sean eficientes.

Las últimas malas políticas a que me referiré están en el sector agrícola. Al igual que el oro, la producción de cacao se ha derrumbado cuando los precios mundiales se han elevado a sus más altos niveles históricos debido a problemas de producción en África, que pudieran ser de carácter permanentes. El área agrícola carece de una política de apoyo técnico al área cacaotera para mejora de sus niveles de productividad. Lo que ha permitido que no se previera la presente caída en su producción.

Nuestra última vista va dirigida a la actual situación delicada de la producción arrocera. Después de una exitosa negociación lograda por el país en el 1999, cuando en 8 productos agrícolas fue elevada de nuevo su protección arancelaria, mediante decisión del Consejo General de la Organización Mundial de Comercio (OMC), salvando a esos productos del error cometido por negociadores dominicanos cuando ofertaron la desprotección de esos productos en las negociaciones comerciales mundiales del 1994, luego de un corto periodo de cinco años, el gobierno dominicano entrega esos 8 productos en las negociaciones del DR-Cafta del 2004 a la desprotección arancelaria, con una reducción de sus aranceles hasta llegar al 0 por ciento durante un periodo de 20 años, que se vence a finales del presente año. El objetivo de proteger esos ocho productos agrícolas, era que el país gozara de una política agrícola que asegurara cubrir con productos nacionales la seguridad alimentaria de su población. Pues ahora, esa política de protección dejó de existir, no solo por la apertura de nuestros mercados a la libre competencia que no es criticable, sino más importante aún, porque nuestros productores se ven desfavorecidos por productores extranjeros que gozan de la protección de sus gobiernos, mediante políticas de subsidios que cuentan con la aprobación de la OMC, porque fueron previsores y cumplieron su misión de proteger a sus poblaciones y productores. Y, porque cuando se aprobó esa decisión por el gobierno y órgano legislativo dominicanos en el 2005, sus autoridades se comprometieron que durante ese periodo de 20 años, trabajarían para mejorar la productividad y competitividad de esos productos, con el fin de asegurar la permanencia de su producción, no obstante abrirse esos mercados a la libre competencia externa. Pero nada hicieron, y ahora cuando ya es tarde y nada se puede hacer, porque incumplirían un acuerdo internacional, se sorprenden de lo que no hicieron, y culpabilizan como siempre a otros gobiernos que hicieron su trabajo en la defensa de sus intereses nacionales. Esperemos los cañonazos.