Desde mi pluma
Fuga de cerebros
Hasta hace poco no me había detenido a indagar sobre el concepto “fuga de cerebros” y resulta que es término acuñado por la prensa británica en los años sesenta.
Como muchos saben, se refiere a la migración masiva de profesionales de sus países de origen.
Mi curiosidad radica en que, en los últimos meses, el término parece ser lo primero que inunda la conversación cuando convivo en círculos sociales jóvenes.
Y no, no se trata de que la juventud busque caminos fáciles para progresar, porque me estoy refiriendo a jóvenes con licenciaturas, formación técnica e incluso maestrías.
Tampoco se trata de que no quieran “echar el pleito” en su país, porque están o están laborando, o están tocando miles de puertas para trabajar.
La fuga de cerebros en República Dominicana es real y muy preocupante, en jóvenes y no tan jóvenes.
La gente quiere irse porque no se siente valorado como profesional, porque no perciben un salario acorde a su perfil.
Podríamos, prejuiciosamente, sugerir emprender, pero no es la solución al problema.
Todas las posiciones laborales en cualquier área o rubro son importantes, pero sobre todo porque es injusto y decadente no apreciar el intelecto ni la academia de los ciudadanos.
A propósito de que se acercan las elecciones presidenciales, sería bueno demandar a los candidatos colocar el foco en esta situación.
Debería ser una urgencia para cualquiera que resulte ganador en la contienda que todos los dominicanos sientan que pueden alcanzar todas sus metas y sueños en la tierra que los vio nacer.