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Cáncer de próstata: medicina del primer mundo ¿accesible para los dominicanos?

Afirmando que “Estamos presenciando una etapa de grandes avances para el cáncer de próstata, cuya incidencia ha aumentado un 3% en los Estados Unidos desde el año 2014 y en un 5% en su etapa avanzada, de acuerdo con los datos que maneja la sociedad Americana del Cáncer”, el doctor Julio Pow Sang, originario de Perú, inició su conferencia “El tratamiento del cáncer de próstata”, dictada el pasado lunes 08 de abril en un hotel de Santo Domingo.

Este conferencista es cirujano del Centro Oncológico Moffitt (Moffitt Cancer Center, en inglés) de la Florida, USA, y preside el Departamento de Oncología Genitourinaria de esa organización, poseyendo, además, un gran reconocimiento como investigador y autor de importantes estudios del ramo. Junto a un equipo multidisciplinario de expertos, ha participado en el desarrollo e implementación de tratamientos individualizados contra el cáncer, incluyendo terapia con células T (CAR).

En su intervención en el evento, disertó sobre las terapias disponibles actualmente contra el cáncer de próstata, el segundo más común en hombres estadounidenses, por debajo del cáncer de piel, según estadísticas de la Sociedad Americana del Cáncer (cancer.org), cuyas proyecciones advierten que, por ese padecimiento y durante el corriente año 2024, en ese país se diagnosticarán 299,010 nuevos casos y se reportarán 35,250 muertes, cifras a todas luces alarmantes.

Los números del cáncer

Sin embargo, según cdc.gov, la prevalencia de cáncer en hombres estadounidenses cayó, entre 1999 y 2020, de 169.1 a 100 por cada 100 mil habitantes (-59.17%) y la mortalidad por esta causa, de 31.6 a 18.5 (-58.54%).

Oportuna actividad ante la relevancia del tema. La Organización Panamericana de la Salud (paho.org) informó que las cardiopatías constituyen la principal causa de muerte a nivel global y que los tipos de cáncer asociados a mayor tasa de mortalidad en hombres son: el de pulmón (20.6%), el de próstata (14.5%), el colorrectal (10.6%), el de páncreas (7.0%) y el de hígado (6.6%), siendo, sin embargo, los más diagnosticados el de pulmón (11.7%), el colorrectal (10.2%), el de próstata (8.6%) y el de vejiga (5.9%).

En los Estados Unidos, según el Centro de Control de Enfermedades (cdc.gov), el cáncer de mama es el de mayor incidencia en su población, con una tasa de 119.2 por cada 100 mil habitantes, seguido por el de próstata, con una tasa de 100.0 / 100 mil habitantes. Sin embargo, por cada 100 mil personas, los cánceres que mayor mortalidad causan son: el de pulmón y bronquios (31.8), seguido por los de mama (19.1) y próstata (18.5).

En el evento, el exponente socializó nuevos enfoques sobre la enfermedad, además de renovadas y eficientes opciones terapéuticas ratificadas por casos de éxito in situ. Dijo que en el Moffitt han logrado incrementar la esperanza de vida de los pacientes con cáncer de próstata, por lo cual las estadísticas lo colocan como la institución de salud estadounidense con mejor puntaje al respecto.

Moffitt es una ONG que se financia con fondos procedentes de un impuesto al consumo de tabaco, lo que la constituye más que una ThinkTank cuasi oficial: un centro de servicio directo a las personas.

Esta disertación se suma a las acciones nacionales realizadas por el Servicio Nacional de Salud (SNS) —gestora de los servicios públicos de salud— a través de su programa “Detección de Cáncer de Próstata”, mediante el cual, informaron, brindaron asistencia a más de 19,431 hombres a mediados del pasado año 2023 en todo el territorio nacional, a través de una red de hospitales públicos priorizados.

En América Latina y el Caribe, según el Observatorio Global del Cáncer (adscrito a la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer, de la Organización Mundial de la Salud -OMS), al igual que a escala global, este tipo de cáncer es el más frecuente. En hombres mayores de 35 años y hasta 85, la tasa regional estimada es 152.5 casos por cada 100 mil personas, frente a 193.5, registradas en Norteamérica.

Es importante observar que la incidencia del cáncer de próstata en esta población regional es +2.14 veces que el cáncer más común subsiguiente: el colorrectal, cuya incidencia regional es 48.6 por cada 100 mil habitantes, superior a la norteamericana 1.47 veces. Los otros dos tipos de cánceres más frecuentes en la región son el de pulmón y el estomacal.

Ante el riesgo: prevención y amplia batería diagnóstica

En su conferencia, el doctor Pow Sang enfatizó que ante la proyección estadística sobre la incidencia del cáncer de próstata a futuro, las personas deben tomar conciencia de la necesidad de prevenirlo. Para ello recomendó un modo de vida saludable y acceder a los novedosos métodos diagnósticos existentes. Al respecto, afirmó que el desarrollo tecnológico ha venido aportando soluciones cada vez más eficientes para lograr diagnósticos más certeros, evadir el invasivo por tacto rectal y perfeccionar los datos obtenidos mediante la prueba del antígeno prostático o PSA, un método que no es 100% confiable, según este médico y el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos (cancer.gov).

Esa entidad, a través su portal web, orienta sobre esta prueba, resaltando las discrepancias de opinión que en torno a ella existe entre organizaciones de la comunidad científica. A partir del 2008, explican, varias advirtieron “contra el uso de la prueba del PSA para la detección periódica en la población general” y algunas “recomiendan que los hombres con un riesgo mayor de cáncer de próstata vigilen el PSA” a partir del los 40 y 45 años. Entre la población con mayor riesgo de padecer cáncer de próstata se incluyen “hombres de raza negra, con variantes de la línea germinal en BRCA2 (y, en menor medida, en BRCA1) y aquellos cuyo padre o hermano tuvieron cáncer de próstata”. En consecuencia, “En 2018, la Comisión de Servicios Preventivos de los Estados Unidos (USPSTF) actualizó su recomendación para la detección sistemática de cáncer de próstata”, cambiándola de “No recomendada” o “D” a “detección selectiva con la prueba PSA” o “C”, sujeta a la preferencia del facultativo y del paciente sólo en el grupo etario de 55 a 69 años. “La recomendación actualizada, que aplica a la población general, así como a aquellos con aumento del riesgo debido a la raza, el origen étnico o los antecedentes familiares”, excluye su uso en personas con más de 79 años.

Ante la variabilidad de los resultados del PSA como identificador del cáncer de próstata, el doctor Pow Sang se hizo eco de la opinión de los organismos de salud estadounidense explicando algo que cancer.org expone sucintamente: “No hay concentración específica normal o anormal del PSA en la sangre. Antes, las concentraciones de PSA de 4.0 ng/ml o menos se consideraban normales. Pero algunas personas con concentraciones de PSA inferiores a 4.0 ng/ml tienen cáncer de próstata y muchas personas concentraciones PSA más altas, entre 4 ng/ml, no tienen cáncer de próstata”, un criterio oficializado a partir del Estudio “Prevalencia de cáncer de próstata entre hombres con un nivel de antígeno prostático específico”, realizado por Thomson IM, Pauler DK, Godman PJ y colaboradores, publicado en el “New England Journal of Medicine” Vol. 350, No.22, de mayo del 2004. Al respecto, y dado el avance tecnológico ocurrido desde entonces, el doctor Pow Sang compartió con los asistentes una matriz en la cual el PSA es subsumido en un enfoque multifactorial que coteja datos multidisciplinarios procedentes de diferentes tipos de estudios para al fin constituirse en una herramienta más garantista de diagnósticos más científicamente informados. Resaltó, igualmente, la importancia de detectar la presencia del cáncer por vía del gen BRCA1 y BRCA2, mediante estudios genéticos, una prueba aplicable —resaltó— sólo en aquellos casos de temores causados por antecedentes familiares de riesgo.

Moffitt: un arsenal tecnológico al servicio del diagnóstico y el tratamiento

Relevante en la precitada conferencia al respecto de la prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer fue que el conferencista enfatizara que existen tipos de cánceres que no requieren tratamiento, creando un referente ético vinculante al ejercicio médico y una alerta a los pacientes sobre la necesidad de un diagnóstico certero o complementario.

Describió el arsenal de recursos tecnológicos de que dispone el Centro Oncológico Moffitt para determinar la presencia o no de cáncer: características y grado de progreso. Advirtió: “No existe una prueba única que nos permita diagnosticar el cáncer”. Este centro, en su página web, resalta lo explicado con detalles por el doctor Julio Pow Sang: ofrece “una gama completa de tratamientos clínicos, desde opciones tradicionales, tales como quimioterapia y cirugía, hasta tratamientos innovadores, como la inmunoterapia” y terapia hormonal. Para detectar el cáncer recurren, desde el PSA, a pruebas de orina, a resonancia magnética de la próstata (para superar la “prueba a la ciega”), a estudios moleculares como biopsias trans rectales, a análisis histológicos y al Crisol, entre otros. A partir de esos datos obtenidos determinan la terapia más conveniente, personalizada para cada paciente.

Añadió que para el tratamiento de esta enfermedad el Moffitt dispone de un amplio equipo multidisciplinario de médicos y personal paramédico y de apoyo orientados a la cura de los pacientes mediante medicina y operaciones sin transfusión de sangre, cardiooncología, quimioterapia (infusiones intravenosas, control de efectos secundarios y vías centrales de acceso subcutáneo y de inserción periférica). También de consultorios de conservación de la fertilidad, radioterapia, incluyendo externa, guida por imágenes, de intensidad modulada, interna y un acelerador lineal guiado por resonancia magnética o radioterapia adaptativa guidada por resonancia magnética y radiofármacos. Además: servicios de rehabilitación y un programa de cuidados, acompañamiento y apoyo complementario y personalizado para cada paciente. Y en casos de cáncer de próstata no regresivo: recursos para mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.

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