Luis y la “tecla” prohibida (¿)
El finado expresidente Jacobo Majluta, autor de lo que denominó: “Teoría de la Eficiencia”, planteaba que aquí no había que traer a ningún experto en nada, que ya en el pais todo lo teníamos estudiado e identificadas las soluciones, que el gran problema era que esos expedientes siempre terminaban en una gaveta.
Una verdad de todo el tamaño, porque – a partir de que “cada maestro tiene su librito” o cada presidente quiere dejar su sello a su paso por el poder – las cosas se hacen o las órdenes se cumplen solo cuando responden a la voluntad o deseo del jefe de gobierno de turno. Aplica para la llamada “voluntad política”, que muchas veces anda de vacaciones con respecto a grandes temas institucionales, pero cuando se quiere que no caiga en saco roto, se la da la categoría de “orden superior” y hasta se les encomienda a los guardias, que no se equivocan en eso de cumplir órdenes. En un gobierno amparado en la premisa de cambio, no sería raro que se hablara de transformación, de modernización y de reformas, pero... …cuidado con el momento y con el tema objeto de una decisión o de la mera intención de reformar.
Por ejemplo, con el tema controversial de una reforma a la Constitución, que por los traumas y el precedente de que por lo menos unas 39 de sus modificaciones han sido para establecer la reelección presidencial, es una tecla difícil y riesgosa de tocar, especialmente en medio de un proceso de elecciones nacionales. Abinader dice que, para “todos juntos hacer los cambios que por décadas hemos esperado”, buscaría de nuevo reformar la carta magna, sin tocar el tema de la reelección para un tercer periodo.
Pesa -y pende-, sin embargo, el ingrediente de que dijo varias veces que no buscaría reelegirse, y es candidato actual en esos aprestos.
Además, la realidad de que, una vez reunida, la Asamblea Nacional es soberana, y hay una “inhabilitación” de Medina que a algunos les gustaría que figurara en una agenda de reforma (¿).
No es mala la idea de Luis, de visitar e invitar al liderazgo de oposición (una vez le sugerí lo hiciera con los tres expresidentes vivos y la crisis con Haití), solo que si los convocados sintieran que desde el gobierno no le juegan limpio en mayo habría poco espacio para el éxito del “acuerdo nacional” ofertado por el presidente Abinader.