Desde mi pluma

Tardía y urgente

Hace mucho que nos salimos de esa naturaleza intrínseca de los medios de comunicación de educar, informar y entretener.

Muchos se han inclinado hacia la ligereza de transgredir la dignidad y la reputación de los demás sin asumir consecuencias, amparándose en la inoperancia e incompetencia de organismos como la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, del complaciente marco legal que dispone penas y sanciones obsoletas a los delitos de difamación e injuria, así como en la no injerencia del Estado en el contenido que se difunde a través de la plataformas digitales.

Partiendo de este panorama en el que nos encontramos sumergidos desde los últimos años, resulta alentadora la noticia de que se concibe una pronta modificación a la ley 6132 de Expresión y Difusión del Pensamiento, o más bien el sometimiento de un nuevo proyecto de ley que reemplazaría la pieza y que sí contempla regular los medios audiovisuales y digitales y el contenido que allí se difunde.

En sobradas ocasiones hemos sido testigos de excesos en medios convencionales y no convencionales contra hombres, mujeres y niños, todos injustificables, vergonzosos y penosos. Es un alivio saber que el Estado, aunque increíblemente tarde, también lo note y tome medidas al respecto. Porque sí, los medios de comunicación son extremadamente poderosos y debemos depurar los mensajes que en ellos se transmiten. Porque sí, los medios de comunicación influyen y son ejemplo tanto de menores como adultos. Porque sí, el Estado tiene que involucrarse de manera activa en esta situación.

Me parece más que necesario que estos cambios se ejecuten. Sin embargo es pertinente procurar que los mismos no crucen la fina línea de cercenar esa libertad de expresión y difusión del pensamiento que tanto nos ha costado como nación democrática, porque esa es la línea más fina. Del mismo modo en que es tan fácil pasar de la libertad al libertinaje, así también es fácil y diría que casi imperceptible en un inicio, pasar de la regulación a la mordaza. El reto de esta nueva ley es encontrar el balance entre una cosa u otra. 

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