SIN PAÑOS TIBIOS

Matar al mensajero

El calendario avanza sin prisa y cada día sucede al anterior con una velocidad de vértigo. Los 40 días que restan para las elecciones de mayo se antojan cortos, y, a juzgar por lo que indican la mayoría de las encuestas, parecería que el escenario está definido, y sólo un evento improbable podría modificar lo que los estudios muestran y la percepción indica. El triunfalismo es peligroso, pues hace cometer errores de apreciación y cálculo, pero desconocer la realidad es también fatal, y si en lo primero puede que incurra el gobierno, en lo segundo sí que lo hace la oposición.

Mientras Abinader trabaja en una dinámica aglutinante, haciendo que todos los esfuerzos converjan en el centro de su estrategia, la oposición no ha podido articular, más allá de esporádicos discursos, un real esfuerzo de unidad operativa e implementar una estrategia conjunta, más bien, todo lo contrario. De tal suerte que, mientras el PRM y aliados se consolidan y actúan en equipo, “Rescate RD” luce desnortada.

A priori, buscar excusas externas será siempre la mejor opción para quien no quiera enfrentar la realidad y pretenda engañarse a sí mismo; las acciones del “otro”, buenas o malas, pueden justificar cualquier falta u omisión propia. La presente campaña ha sido –probablemente– una de las más insulsas e intrascendentes en mucho tiempo. Razones hay muchas, pero lo cierto es que no se ha caracterizado por ser una lucha de ideas o propuestas, y se ha reducido a reeditar el esquema dialéctico del “futuro” frente al “pasado”.

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