Las EDES: ¿Privatización, concesión o capitalización?

En días recientes el exgobernador del Banco Central José Loís Malkum publicó un artículo señalando la necesidad de privatizar las empresas distribuidoras de electricidad, debido al crónico déficit financiero que presentan, lo que plantea una falta de legitimidad al justificar una reforma fiscal que implicaría incrementos impositivos a la población.

El artículo enumera aspectos objetivos sobre el desastroso desempeño de las distribuidoras, los cuales comparto casi en tu totalidad. Sin embargo, realiza inexactos juicios de valor sobre el proceso de capitalización, no de privatización, el cual califica como fracasado.

De entrada, precisar que el proceso de capitalización no fue solo de las EDEs sino de todos los activos térmicos de la antigua CDEEE. En este sentido, si hoy tenemos electricidad es fundamentalmente fruto de la capitalización –inyección de recursos financieros frescos (US$644 millones) y gerencia privada- de los parques de EGEHaina y EGEItabo. Proceso tan exitoso que, aparte de haber aportado al país más de 1,000 nuevos megavatios de capacidad instalada, le ha generado al estado más de RD$30,000 millones en dividendos vía el FONPER.

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Lo otro es que Unión Fenosa, inversionista estr/atégico y administrador de EDESUR/EDENORTE no fue seleccionada, de dedo, como tampoco lo fue AES, inversionista estratégico y administrador de EDEESTE. Fueron seleccionadas, luego de un riguroso proceso de precalificación total y absolutamente transparente, sin un ápice de discrecionalidad, en función del aporte financiero de sus propuestas. Ganó el que más ofreció por el 50% de las acciones.

Y, en este sentido, si Unión Fenosa “hizo lo que le dio la gana” como señala el articulista, se debió a que el gobierno de entonces lo permitió. De hecho, CDEEE autorizó, ya que tenía poder de veto de acuerdo a los Estatutos Sociales, que la matriz (UF) financiara las EDEs a tasas de interés por encima de las existentes en el mercado. Algo que conocemos en economía como “transfer prices”, en beneficio de la matriz y en perjuicio del estado.

Ahora bien, algo que comparto plenamente es el señalamiento de que fue un error la estatización de las EDEs en el 2003. Donde agrega, además, que “lo correcto era liquidar esos contratos y abrir otra licitación”. En este sentido, solo precisar que, esa previsión la habíamos incluido deliberadamente en el artículo No.63 sobre “Extinción de las Concesiones y Permisos” de la Ley General de Electricidad, No. 125-01. En efecto, la Superintendencia de Electricidad, debió haberle realizado una “intervención administrativa” a la Concesionaria de Distribución, “a fin de garantizar la continuidad de las operaciones” por ser un Servicio Público, en lugar del estado recomprarle el 50% de sus acciones a Unión Fenosa por US$368 millones y, luego de declarar la caducidad o revocación de la concesión, realizar una nueva licitación (artículo 64), para la selección de un operador calificado.

Sin embargo, en lo que estimo un error de apreciación, el señor Malkum propone “iniciar nuevamente un proceso de privatizaciones de la distribución eléctrica que podrían generar más de mil millones de dólares en nuevas inversiones”. Lo primero es que, si se privatiza, vender los activos o las acciones de las EDEs, estos recursos entrarían al Estado, no serían para “nuevas inversiones” como señala. Para que estos “más de mil millones de dólares” sirvan como nuevas inversiones tendría que realizarse un proceso de capitalización, un IPO (Initial Public Offering) en donde los recursos por estas acciones entrarían en la caja de las distribuidoras, como se hizo en 1999 en atención a la Ley General de Reforma de la Empresa Pública, No. 141-97.

Dada la experiencia mixta del proceso de capitalización de CDE –exitoso en generación y desastroso en la distribución- el objetivo actual debiera ser la maximización de los recursos necesarios para inversión (CAPEX) y operación (OPEX), en un contexto de disminución escalonada del déficit financiero que ha llegado hasta los US$1,500 millones anuales (1% PIB).

Por consiguiente, considero que, independientemente de la alternativa que se escoja –concesión o capitalización, sería mi recomendación- la recuperación financiera de las distribuidoras en atención a los parámetros consignados en el Pacto Eléctrico sería lo aconsejable. En este sentido, todos los esfuerzos deben estar enfocados en mejorar los parámetros de desempeño de las EDEs: pérdidas, cobranzas, subsidio tarifario, Opex, Capex e indicadores de calidad de servicio, a los fines de agregarle valor a estas empresas deficitarias y pesimamente administradas.

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