Pensando
Lo intrasplantable
En 1967 el profesor Christian Barnard y un equipo quirúrgico, trasplantaron el primer corazón que registra la historia de la Medicina. La operación fue exitosa, las técnicas de trasplante sobrepasaron el plano puramente teórico; en lo adelante, el problema consistía en impedir que el organismo rechazara dicho órgano. Hoy, muchos medicamentos ayudan a su aceptación. La reflexión obligada de este maravilloso tema es lo que no se puede trasplantar en un corazón, como lo son los valores cívicos y principios morales, ya que se trata de la psiquis o espiritualidad del ser humano. El resultado es desalentador. Un corazón cargado de avaricia en algunos individuos es capaz de mentir y simular para alcanzar el poder y luego olvidar el pueblo que lo sustenta. El corazón, carente de generosidad y bondad, se enriquece a costa de la desigualdad social y en ocasiones, se hace compromisario del crimen organizado que desestabiliza la seguridad ciudadana y amenaza la tranquilidad de la familia en su hogar. Un trasplante efectivo se haría en la medida que la autoridad de un líder asuma su rol con apego a las leyes y las buenas costumbres, y sobre todo con la honradez de sus ejecutorias en la administración de los recursos del pueblo, respetando a los más necesitados. El trasplante es una realidad en su mecánica fisiológica, pero no en su psiquis o espiritualidad. “Lo intrasplantable” es la honestidad y los valores cívicos que representan la gran aspiración de un pueblo esperanzado en un mejor futuro.