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Tribuna del Atlántico

Lo que no cuadra del relato oficial

Con la mayoría de las encuestas dándole una ventaja abrumadora sobre los opositores, el presidente, Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno, PRM, parecen navegar con el viento a su favor, para un triunfo en primera vuelta.

Desde la oposición parecen decirnos con señas, “no tan rápido””, convencidos, como parecen estar, de poder forzar una segunda vuelta.

De las encuestas publicadas hasta ahora, la más reconocida es Gallup, que ahora trabaja para RCC Media, una firma con una larga trayectoria de aciertos, con algún que otro pescadillo, como aquel del 15 %, a Guillermo Moreno, en tiempos que ellos no quisieran recordar.

La única razón para tomar sus resultados con una pizca de sal, es el hecho de que, contrario a lo que era la tradición de esa firma, en esta ocasión ha hecho encuestas para un partido político, el mismo PRM, en el proceso de selección de sus candidatos municipales y congresuales.

El Centro Económico del Cibao, tiene, igualmente, un buen historial de aciertos, dentro del cual cabe, algún que otro traspié. Las municipales, le dan un aval reciente. La pizca de sal solo la tomaremos, en este caso, porque, no hay que olvidar, su propietario, es ahora funcionario, presidente de la Refinería Dominicana de Petróleo, uno de esos cargos de 800 mil pesitos mensuales.

Notoria es la ausencia de las encuestas de Greemberg, Penn & Schoen y otras, que podrían darnos un panorama más equilibrado.

El relato oficial busca convencernos de que el presidente se va en primera, con un porcentaje que podría superar el récord histórico del 62%. Dicen que hay vallas que hablan del 70, no las he visto, pero parece mucho.

En esos juegos de apreciación que publicaban los periódicos y ahora las redes sociales, a veces nos ponen a ver no solo los errores entre una imagen y otra, sino también, el elemento extraño, lo que no cuadra o parece no pertenecer a una imagen en particular.

El Gobierno y el presidente parecen salir indemnes de las quejas principales de la población, según esas mismas encuestas, el costo de la vida, porque la inflación se detuvo, con el aceite a 600 pesos el galón, azúcar a 40 la libra, “y cosas así”, y la delincuencia, que a pesar de las estadísticas oficiales, la gente sigue sintiendo en carne viva, ¿o será percepción?

En el cuadro actual, entre las cosas que no parecen cuadrar con el relato oficial, está por un lado, la rapidez y virulencia de la respuesta oficial a los planteamientos de la oposición. Óigame es que, si yo ando por el 62, poco tengo que hacerle caso, a los muchachos del 23 y el 12 por ciento.

¡Vamos!

Ni que decir, de la compra impenitente de alcaldes, miembros de comités centrales, de direcciones políticas y cualquiera, con rango de oficial, en partidos en que los oficiales son más que los subalternos.

Pero adonde, cualquiera debería aguzar el ojo, poner en máxima atención los oídos, o, si es preciso acudir a la lupa de Sherlock Holmes o monsieur Poirot es cuando uno ve la discusión, por los recursos que establece la ley para los partidos.

Que conste, que no es momento para discutir su pertinencia, ¿que tanto debe aportar el Estado a los partidos? Es discusión que no se vale, a menos de dos meses de ir a las urnas.

No, no cuadra, que un partido y un candidato tan bien posicionados, regateen los recursos que manda la ley, a opositores tan disminuidos.

Que alguien explique.