Desde mi pluma
Al debate
Hemos hablado en demasía sobre este año electoral, pero sin dudas, un hecho digno de resaltar de esta contienda es la celebración de debates a nivel congresual y el tan esperado debate a nivel presidencial.
Para un país en cuya historia política la palabra “debate” se mantuvo en ignorados deseos y demandas de los votantes, considero digno de regocijo y reconocimiento que, aunque un poco tarde, se esté propiciando este ejercicio que fortalece a nuestra democracia y que motiva a los votantes.
Con esta integración de medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil, sectores empresariales colocando a disposición sus plataformas para su realización se desmonta la fábula en la que nos pretenden hacer creer que a República Dominicana no le interesan los debates.
Pues, al contrario, la receptividad que se observa denota una sociedad muy interesada que ha seguido, quizás no minuto a minuto, cada debate, ha estado pendiente de los planteamientos de sus candidatos y ha tomado de allí una directriz para ejercer su voto con discernimiento.
¿Podríamos hacerlo mejor?, sin dudas. Pero es un excelente punto de arranque. Fue interesantísimo escuchar lo que opinan los aspirantes en temas como la identidad de género, seguridad social, reformas fiscales, el aborto, etc y lo sería aún más si en lo adelante puedan participar los ciudadanos en la formulación de preguntas. Asimismo, que no se circunscriba el ejercicio a los candidatos de Santo Domingo, sino que la práctica pueda replicarse en todas las provincias.
Esa política a la que aspiramos tiene que ir necesariamente de la mano con propuestas sólidas y, en algunos casos, disruptivas. Los debates son el mejor escenario para presentarlas y discutirlas. La disidencia, la confrontación ideológica y la diversidad de criterios es enriquecedora para este fin. Debemos aupar cada intento en esa dirección.