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Don José León, baluarte del nacionalismo económico

Expresamos condolencias a la familia León Asensio, receptora directa del legado industrioso León Jimenes, por el fallecimiento de don José, pilar del desarrollo agro industrial dominicano. Sucedió a su hermano Eduardo en la presidencia de Cervecería Nacional Dominicana. Como editorializó este diario, consumó la alianza de la Aurora, empresa tabaquera familiar, con la mundial Phillips Morris, estadounidense, que tantas puertas continúa abriendo a nuestra exportación tabaquera.

Hoy planeaba celebrar el arranque creciente de nuestra economía en enero del 2024, luego de un PIB de 2.4 en 2023.

Según la Asociación de Industrias y el BanCentral, el IMAE pasó de registrar, como promedio, una variación porcentual acumulada de 1.6 a 4.6. Esto es +3 ppp, aunque su índice registró -6.1% que el promedio del 2023 (202.4). Las remesas también: totalizaron US$874.1 millones: +9% y +15.1% que igual mes del 2023 y el 2022, respectivamente.

El deceso de don José Asensio cae en esta coyuntura, haciendo valorar la urgencia de dominicanos como ellos. De que nuestros gobiernos promuevan el desarrollo mediante la mesura y justicia impositivas, avanzando a un fisco más inclusivo, protector del capital local.

En las empresas locales como León Jimenes los gobiernos vieron una alcancía donde meter la mano. Muchas veces Relaciones Corporativas de ese grupo promovió la moderación de las angurrias fiscalistas oficiales. Ellos aportaban >10% de los ingresos fiscales nacionales. Sus descendientes continúan apoyando las causas sociales, educativas y la cultura, ahora desde el Centro León de Santiago. De don José y don Eduardo nuestros actores políticos, religiosos, culturales, intelectuales y artísticos recibieron un sostenido y continuo apoyo. Ellos actuaban bajo el ideal desarrollista incubado por los liberales que a partir del 2004-2005 nuestra política económica lanzó a naufragar: de las alianzas de capitales exteriores y nacionales bajo el modelo de La Aurora y Phillips Morris, se trajo a quienes deseaban apoderarse —amparados en la fuerza de su capital y la corruptela, como Odebrecht— del entorno de oportunidades creado por nuestros industriales. Aquella política económica modificó el entorno de exportador y sustituyente —imperante desde Balaguer— a importador, auspiciado por un dólar al RD$24 x US$1 que reduciendo costos a la “economía abierta” para facilitar su ingresar al mercado local, a competir con nuestra producción. ¿La consecuencia? La desnacionalización del capitalismo dominicano, trocándolo en comercial, esto es NO productor de riquezas.

Como efecto, el país requiere crecientes préstamos para garantizar las importaciones y repatriación anual a favor de los socios foráneos de las ganancias generadas localmente: sector insensible a las necesidades nacionales. Del trato relativamente justo y digno que el país, su gente, gobierno y actores económicos y sociales recibían de las empresas estadounidenses y europeas establecidas aquí o asociadas a dominicanas, se pasó a alianzas depredadoras e insensibles, enfocadas en la explotación del ecosistema y riqueza comercial, ambiental, minero, social, humano, cultural y, naturalmente, económico.

Don José León Asensio fue el superviviente de esa familia y estirpe emprendedora que parte, ¿en extinción? A él y a ellos el país y el gobierno deben merecidas honras: sostener el compromiso con el desarrollo agro-industrial, tecnológico, minero, energético y metalmecánico netamente nacionales.

Sin capital dominicano jamás habrá Estado nacional.