VIVENCIAS

Don Enrique

A muy corta edad, con apenas cinco años recuerdo aquella casa moderna (chalet) en Salcedo donde vivían mis padres propiedad de la familia Mirabal. Mi padre a la sazón fiscal (que luego fue destituido por problemas que involucraban a un protegido de Petán Trujillo) mantuvo muy buena relación con la familia Mirabal y recuerdo los viajes que hacíamos a su propiedad en Ojo de Agua.

Luego de este preámbulo, de lo que se trata es de hacer un ejercicio en retrospectiva, esto es, que hubiera pasado si don Enrique Mirabal Fernández fallecido a finales de 1953, hubiera estado vivo el 30 de noviembre de 1960 fecha en que ocurrió el cruel y despiadado asesinato de sus hijas Aída Patria Mercedes, María Argentina Minerva y Antonia María Teresa.

En realidad, se trata de analizar los hechos desde una historia alternativa, o bien hacer un ejercicio de imaginar como hubiera podido ser…, de una historia virtual (v. Ferguson, Niall Historia virtual, Editorial: Taurus, 1999) partiendo de suposiciones.

No albergo duda alguna, que don Enrique Mirabal Fernández hubiera adoptado una postura digna del valor que le caracterizaba, haciendo de este su linaje, de aquel que no se abate en tanto pudiera manejar un arma y pudiera morir en el intento.

Me aventuro a afirmar, que el profundo sentido de la dignidad humana presente en don Enrique atropellada en lo más íntimo de sus entrañas, y de aquel dolor que embate y penetra en el alma lo bastante para tomar la decisión correcta, hubiera puesto fin al tirano que se había convertido en amo, y el 30 de mayo hubiera sido una fecha más en el calendario.