Pensando

La utopía de asumir el cambio

La transparencia en el ejercicio profesional es un obstáculo en una sociedad inducida al paternalismo de Estado. Los individuos que se guían en base a principios de equidad y honestidad son una retranca para la administración de los recursos del Estado. Las fortunas generadas por los políticos no resisten auditorías y el tráfico de influencias es garantía de impunidad. La pobreza extrema es el resultado de la desproporción de oportunidades de educación y sobre todo, de un sistema de justicia creado para proteger a los corruptos en la repartición del patrimonio público. Los megaproyectos responden a intereses de las cúpulas en el poder que trabajan sin presupuestos con un congreso hecho a la medida, garantizando la manipulación de fondos públicos que no llegan a las grandes mayorías nacionales. Las voces cívicas son calladas por las tentaciones de las prebendas, apareciendo los nuevos ricos del periodismo manipulador. No hay ejemplo de castigo que adecente moralmente este ejercicio. La estabilidad macroeconómica absorbe los fondos que se escapan en la corrupción imperante. La responsabilidad familiar se hace incosteable por la práctica deshonesta en la búsqueda de recursos, transfiriéndose a la carga tributaria en la medida que aumenta la ineptitud en el manejo del Estado. Esta práctica política ha sido el peor daño que se le ha hecho al país en su vida democrática, como si fuera el caldo de cultivo para la creación de una corrupción institucionalizada. ¡Parecería una utopía cambiar el manejo de esta práctica persistente!