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SIN PAÑOS TIBIOS

"Sin novedad en el frente"

Una frase atribuida a Einstein señala que “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”; su autoría no es cierta, el planteamiento si. Cerrado el plazo de alianzas congresuales y presidenciales, y faltando 81 días para las elecciones en dichos niveles, el camino hacia mayo luce despejado.

Lastimosamente, la oposición no supo dejar a un lado los egos y centrarse en lo principal, que también era lo evidente: ir solos y separados reducía las posibilidades de éxito electoral. Los resultados del 18F no sólo fueron desastrosos, sino que eran predecibles. Desde agosto se vio que “Rescate RD” era una alianza natimuerta, no porque estratégicamente estuviera mal concebida, sino porque en los hechos no podía funcionar; porque las heridas aún están abiertas; porque de hacerlo, el perjudicado real sería el PLD y su dirigencia; porque la FP es un partido mesiánico en donde todo se supedita al cuarto triunfo de Leonel Fernández, y, en el altar de esa visión, todo es secundario. De ahí que la teoría del jarrón chino deviniera en jarrón roto, ese hermoso que nadie sabe qué hacer con él, y que, una vez hecho pedazos, aunque se peguen todas sus piezas y por fuera parezca nuevo, quedará por siempre roto.

La alianza no funcionó para febrero porque, primeramente, los dirigentes de sus dos partidos mayoritarios debían deponer la desconfianza y el rencor, y convertirlo en conveniencia y prudencia; faltaba humildad y sobraba soberbia; había arrogancia, cuando lo que se necesitaba era grandeza. Cada quien apostó a creer en la imagen de sí mismo que veía reflejada en el espejo, haciendo caso omiso a críticas, consejos… y encuestas.

La imaginación entró en barrena, y se auto engañó con la idea de que firmas eran votos; de que juramentaciones significaban adhesiones. Tras el Golpe de Bolsón del domingo 18, el tiempo para recomponer era corto (aún con prórroga) y, además, había que distribuir culpas… Porque como dijo el Emperador, “la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana”.

Le atribuyen a un Leonel Fernández la frase de “Quien no sabe porqué perdimos no entiende porqué ganamos”, cuando intentaba explicar la derrota de 2000. Un párrafo de oro que rezuma sapiencia y comprensión… y que sigue igual de vigente 24 años después; sólo que, en vez de reajustar estrategias en función de la derrota en las elecciones de fogueo, y de prepararse para las reales; lejos de hacer auto crítica, mea culpa y constricción, eligieron hacer catarsis a través del relato de la tercerización de responsabilidades. El contexto, la realidad y el pueblo dominicano ha cambiado mucho en 24 años, pero muchos de nuestros políticos aún son los mismos.

El anuncio de los acuerdos alcanzados a nivel congresual da cuenta de que, lejos de aprender las lecciones recientes, decidieron replicar los errores bajo el mismo prisma de que yendo separados serán más fuertes. “Nada ocurre dos veces” –dijo la poeta Szymborska–, pero puede que febrero y mayo sean tan distintos “como dos gotas de agua”.