Abstenciones

El desplante de la población a la cita electoral del 18 de febrero pasado debe mover a revisiones y a reflexiones profundas.

Ese 53% de abstención debe preocupar a los dirigentes políticos como actores del evento y a la Junta Central Electoral como responsable de organizar la fiesta.

Porque es posible que las propuestas de los candidatos, así como su figura misma, no tuvieran gran impacto ni hayan sido poderosamente atractivas para los votantes. También es posible que la campaña motivacional de la Junta Central Electoral no haya tenido la suficiente difusión en el mercado de votantes ni el tiempo necesario para lograr un nivel de penetración importante.

Es posible también que el torneo haya carecido de contenido y el ruido haya superado a la esencia de los discursos, o que los cargos municipales carezcan de importancia para la población; que le de lo mismo quien sea regidor y quien sea alcalde en su demarcación.

En fin, cualquier cosa es posible; pero ante tales resultados, es fundamental cuestionarlo todo y hacer las correcciones pertinentes para que la población sea más participativa y más entusiasta ante el montaje futuro de estos torneos.