La intervención extranjera desordenada profundizará el caos en Haití

El proyecto de intervención de las fuerzas kenianas debería haber sido considerado un enfoque sincero de cooperación de pueblos hermanos para ayudar a Haití a enfrentar la violencia salvaje e inhumana. Lamentablemente, las estrategias utilizadas por las Naciones Unidas y los Estados Unidos para imponer esta intervención suscitan bastantes más temores y preocupaciones.

Los principales factores que contribuyen a generar este estado de ánimo negativo son:

*1- El peso histórico de las intervenciones y agresiones extranjeras*

Históricamente, Haití siempre ha sido una tierra de ocupación y agresiones extranjeras. Después de la Independencia en 1804, los estadounidenses nos impusieron un embargo destructivo durante más de 60 años y los franceses impusieron un rescate para compensar los déficits resultantes del sistema esclavista de los colonos. Se trataba, sobre todo, de bloquear la emancipación del joven Estado y destruir a su economía.

También se ha desarrollado una industria de reclamaciones extranjeras que arruina las finanzas públicas. Con motivo de la ayuda a los patriotas dominicanos durante la Guerra de Restauración (1861-1865), el almirante español Rubalcava se presentó en el puerto de Puerto Príncipe con un barco de guerra y exigió al Estado haitiano en 1861 el pago de un gran rescate. Los alemanes en dos ocasiones, en 1872 en el *Asunto Capitan Batch* y en 1997 en el *Asunto Luders *, delegaron sucesivamente sus barcos con los mismos objetivos. “Arrojamos el dinero, con cejas orgullosas, con almas orgullosas, como se arroja un hueso al perro”, escribió Oswald Durand, el poeta nacional después del *Asunto Capitán Batch*.

En 1915, los estadounidenses pisaron nuestro suelo bajo el falso pretexto de restablecer el orden tomando el control de las finanzas públicas y despojándonos de nuestras reservas de oro almacenadas en el Banco de la República. En 1994 y 2004 con el pretexto de restaurar la democracia y estabilizar el país, con el apoyo de otros países, destruyeron los vestigios de la Producción Nacional, fortaleciendo nuestra dependencia y llevándonos al caos que vivimos actualmente.

*2- Haití no es la prioridad*

Frente a múltiples agendas internacionales como Ucrania e Israel, Haití no es una prioridad. Algunas voces internacionales como el ex Presidente Leonel Fernandez, lo han dicho y creo que tienen razón. Inicialmente, Estados Unidos pidió a Canadá que asumiera el liderazgo de la misión. Ante esta negativa, se dirigieron hacia Kenia. Para ocultar su falta de interés en Haití, los canadienses desplegaron un buque de guerra en el puerto de Puerto Príncipe durante algunas semanas sin ningún objetivo. Donaron 100 millones de dólares que no han producido r hasta ahora ningún impacto en el combate de las pandillas. En este clima de fanfarronería, no nos sorprende ver la oferta de ropa y botas usadas a la policía por parte de los canadienses y motocicletas que no valen 20 mil dólares por parte de los franceses.

Los kenianos que deberán liderar la misión enviaron señales muy incoherentes. Inicialmente querían concentrarse en una fuerza estática sobre edificios y ejes estratégicos, pero finalmente decidieron ampliar el alcance de la misión para enfrentarse a las bandas. Mientras tanto, su tribunal supremo prohibió el envío de fuerzas.

A esto hay que sumar el estancamiento en la financiación de esta misión frente a los miles de millones proporcionados a Ucrania e Israel para sus respectivos conflictos. En este contexto, debemos destacar la intervención del Presidente Abanador sobre Haití en el Consejo de Seguridad. Es legítimo que los dominicanos estén interesados a lo que esta ocurriendo en Haití. Lamentablemente, esta intervención no carece de autonomía y de una línea diplomática clara, se alinea mas con la posición de los Estados Unidos y la ONU que tiende a reproducir el mismo modelo de caos que vivimos actualmente.

*3- El apoyo inquebrantable de la ONU y Estados Unidos a Ariel Henri*

Los diplomáticos en Puerto Príncipe, especialmente la representante de la ONU, los embajadores estadounidense y francés, se comportan como verdaderos activistas políticos en defensa de este gobierno corrupto. No duden en aparecer en la prensa lanzando amenazas veladas a opositores para e apoyar a este gobierno represivo implicado en los actos más atroces.

Después de la firma de dos acuerdos improductivos, se pensó que estos diplomáticos sacarían conclusiones de sus fracasos optando por una gobernanza más responsable. Desgraciadamente, siguen la misma lógica. En este caso, los haitianos consideran este proyecto de intervención como un apoyo fundamental para renovar el caos.

*4- La alianza de los oficiales con las pandillas*

La sombra negativa del gobierno de Ariel Henry aumenta los resentimientos de los haitianos. Cuando murió el presidente Jovenel, Puerto Príncipe estaba parcialmente bloqueado, ahora están todos los ejes. Las organizaciones de derechos humanos nunca pierden la oportunidad de denunciar la alianza de funcionarios con pandillas y el deterioro del clima de violencia. Regularmente se detienen coches oficiales que transportan armas a las pandillas.

Ciertas masacres son realizadas bajo la influencia de oficiales para justificar la intervención y proveer a Ariel Henry una nueva fuente de legitimidad. Se destaca siempre coincidencias entre varias masacres muy crueles y la organización de reuniones internacionales sobre la crisis en Haiti.

Además, este poder utiliza a la policía a los fines de persecución política en lugar de perseguir a las pandillas. Según los observadores, debemos simular manifestaciones de opositores para que la policía intervenga cuando hay ataques de pandillas. De hecho, pudimos observar la eficacia de la policía a la hora de impedir el acceso a Puerto Príncipe de opositores armados en la semana del 7 de febrero. Unos días después, en el mismo lugar, las bandas perpetraron una masacre que dejó un saldo de 6 personas muertas, una decena de heridos, varios buses incendiados en la Ruta Nacional N°3.

*Conclusión:*

Sin ningún nacionalismo de pacotilla, creo que la solidaridad internacional para detener esta violencia es una obligación. Además, nuestros padres fundadores siempre tendieron la mano a otros pueblos necesitados. Apoyamos a Grecia contra el Imperio Otomano, a los estadounidenses negros contra la esclavitud, Simón Bolívar y nuestros vecinos contra el colonialismo español, etc.

Hoy, Haití necesita enormemente une gran solidaridad internacional, pero no este plan de intervención desordenada de la ONU y los Estados Unidos, urdido con un gobierno destructivo e ilegítimo. Con este plan, iremos directamente a la renovación del caos y a la continuación del genocidio silencioso en curso.

¡Haití debe decir no!

*Jean Garry DENIS* Director ejecutivo Instituto Haitiano de Observatorio de Políticas Públicas (INHOPP)

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