FIGURAS DE ESTE MUNDO

¿Vuelve el alma al cielo?

“Me has guiado según tus consejos, y después me recibirás en gloria” (Salmos 73:24).

Los temas constantes en la obra poética de Gustavo Adolfo Bécquer son el amor, la muerte, el dolor y la inquietud por el más allá. Precisamente sus últimas rimas tratan sobre esta cuestión. “¿Vuelve el polvo al polvo?/ ¿Vuela el alma al cielo?/ ¿todo es vil materia, podredumbre y cieno?/ ¡No sé...”.

A juzgar por esos versos, el poeta, como infinidad de gente, no tiene certidumbre sobre adónde va el alma después de la muerte. Afortunadamente, las Escrituras enseñan que el cuerpo se entierra y regresa al polvo del que procede. El alma del hombre pasa a un estado eterno porque el espíritu es inmortal. Ahora bien, el modo en que uno pasará su vida espiritual después del cese de la vida en este mundo físico depende de la relación con Dios ahora. Para el incrédulo, la muerte es la pérdida de la salvación y la esperanza; para el creyente morir es ganancia; es entrar a la paz y a la gloria eternas. Por eso el salmista exclamó confiado ante Dios: “Me has guiado según tus consejos, y después me recibirás en gloria” (Salmos 73:24).

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