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Balance elecciones municipales 2024

El proceso electoral estuvo precedido por una fervorosa atmósfera de participación de los liderazgos emergentes en los partidos mayoritarios y minoritarios, estos últimos con la mejor expresión de las inquietudes juveniles. 

La preocupación por el ordenamiento territorial, la gestión del tráfico y reordenamiento del tránsito, el gobierno municipal, la participación comunitaria, la gestión ambiental, el cambio climático, la respuesta a los fenómenos de la naturaleza, el manejo de crisis provocadas por el cambio climático, el tratamiento a los desechos sólidos, la regulación del uso de suelos, planeamiento urbano y presupuesto participativo a nivel municipal, dominaron la discusión de los más entendidos en esas lides.

 La inquietud por los gobiernos municipales se vió afectada por el uso del proceso electoral como una excusa para ventilar las posibilidades reales de los partidos de cara a las presidenciales y congresuales que se realizarán en mayo próximo, dejando en un plano secundario el impacto de los gobiernos municipales en el recién pasado torneo electoral.

Organización y regulación:

De estas elecciones, se destacaron con una temprana y contundente expresión de intenciones los miembros del Pleno de la Junta Central Electoral y su articulación técnica y efectiva con las Juntas Electorales Municipales del país, sin dar visos de contrariedad.

Los partidos tuvieron tiempo de hacer ponderaciones, dando cuenta de vulnerabilidades o puntos de preocupación, los cuales fueron respondidos oportunamente.  

 La propaganda partidista, en sus diversas manifestaciones, a pesar de los esfuerzos desplegados por parte del organismo rector para regularlos, se desarrolló a criterio de los partidos políticos.

Las  elecciones municipales del domingo 18 de febrero, se llevaron a cabo, sin mayores contratiempos, en los recintos electorales a cargo de las juntas municipales.  

Hubo una buena organización, comunicación fluìda entre los oficiales electorales y los representantes de los partidos políticos. 

Los votantes pudieron realizar, sin traumas, su derecho al voto, destacando el buen trato y la agilidad del proceso.

Abstención:

Se estima en un 53%, con lo cual se mantuvo dentro de los parámetros de la media existente de un 50% de abstención por parte de los convocados al ejercicio del sufragio.

Aunque esto no supone un reparo para los resultados de estas elecciones, sí transmiten la impresión de cierto desinterés ciudadano por participar en los procesos comiciales que, a juicio de muchos, se debe al nivel de elección que termina siendo opacado por las elecciones presidenciales y congresuales de mayo próximo.

 

Juventud:

La mitad de los electores está entre los 18 a 40 años, lo cual es un indicador de que la juventud está llamada a liderar las decisiones políticas del país. Quizás hizo falta que más allá de las candidaturas de jóvenes, se pensara también en como comprometer más a la juventud en el tema de la participación ciudadana.

Partidos políticos:

El manejo del resultado por parte de los partidos políticos se ha quedado en las apreciaciones afectivas y emotivas. No se visualiza una lectura política de las informaciones que arrojó el certamen electoral y en gran medida el fuerte de este proceso puede ser también su talón de Aquiles, el abandono en las manos del imperio volátil de las redes sociales y la opinión pública y movediza de los nuevos creadores de opinión llamados influencers.  Se avizora un liderazgo blando que pone en entredicho el sistema de partidos.

 

Aprobación:

Una mirada rápida transmite el resultado cómo un voto de confianza a la gestión del gobierno actual y envía el mensaje a la oposición de la necesaria recomposición de los liderazgos, la comunicación cotidiana con su base electoral, recuperar la comunicación con las comunidades y rediseñar su estrategia partidaria e implementar acciones inmediatas para el control de daños.  

El oficialismo está obligado a validar este certamen asumiéndolo con humildad, decencia y empatía con todo el sistema de partidos, para así asegurar la democracia y su alternabilidad.

El autor es Obispo de nuestra Señora de

La Altagracia

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