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Tribuna del Atlántico

Las señales rojas, de las municipales

Es imperativo prestar atención a las señales de alarma, las luces rojas, de las municipales del domingo, así como a los resultados de esa contienda y su impacto en mayo y más allá.

El proceso fue bien organizado por la Junta Central Electoral y consolida, prima facie, nuestra democracia.

Es indiscutible que el Partido Revolucionario Moderno, PRM, cosechó un triunfo contundente, que se refleja no solo en el número de alcaldes y directores distritales obtenidos, sino en la distribución territorial de su victoria, obteniendo el 76 por ciento de las alcaldías en disputa, a lo largo de toda la geografía nacional.

La estrategia de la oposición, con estos resultados, ha recibido un fuerte revés.

Al positivo resultado de unas elecciones municipales, cuyos ganadores se han conocido ha tiempo, sin reclamos o impugnaciones significativas, se oponen, hechos que marcan, luces rojas, a las que debemos prestar atención, como la abstención, que es menor que lo que se dijo en principio, pero mayor de lo que ha sido tradicionalmente.

Históricamente, la abstención ha fluctuado, entre un 27 y un 40 por ciento, el 53% de esta ocasión, que llega a 63 %, en las principales plazas electorales, debe provocar reflexiones. No es correcto compararla con 2020, allí estábamos en pandemia, esa es otra realidad.

Así como los hechos presentados por la prensa y denunciados por Participación Ciudadana, que van, desde la promoción grosera de candidatos frente a los recintos de votación, con un despliegue desproporcionada de activistas, supervisores y delegados, con grandes gafetes, alrededor de los centros de votación, en todo el país, principalmente del PRM, hasta la compra indiscriminada de votos.

Es una práctica vieja, es verdad, la han hecho todos, pero no por ello debemos dejarla pasar, como perversión del ejercicio democrático. Cada día es más frecuente escuchar personas decir, abiertamente, que no salen a votar, si no le dan, tal o cual, cantidad de dinero.

Son señales que deberían provocar justificada alarma en todo el que le duela el país, al fin al cabo, lo que estamos minando, es un sistema que nos ha garantizado, hasta ahora, una estabilidad política envidiable en la región.

¿Vamos a seguir dañándolo?

Sobre los resultados del proceso, he recordado la lucha libre, en los tiempos dorados de su héroe principal en el país, Jack Veneno, donde con frecuencia, se daban enfrentamientos de leyenda, “a tres caídas y sin límite de tiempo”.

En el diseño actual de nuestro ejercicio democrático, la lucha es a 2 caídas, y con limite de tiempo, (municipales en febrero, y congresuales y presidenciales en mayo).

La resonante victoria del Gobierno en la primera caída, obliga a la oposición a replantear su estrategia. La historia reciente nos indica que en febrero las tendencias electorales ya prefiguran el resultado de mayo, aunque no siempre tiene que ser así.

El resultado permite al PRM, un relato de triunfo, de carro victorioso, como fue en la primera, será en la segunda, podrían decir.

Pero como las elecciones, siempre han sido, similares a la pelota, donde cualquier cosa puede pasar, hasta el out 27, es claro que no se puede cantar victoria hasta el final.

La única opción, ahora mismo, para la oposición, es una rápida unificación en primera vuelta de sus partidos, con la integración de los candidatos principales, la definición de una efectiva estrategia que movilice a los electores, montada sobre las principales criticas de la población al Gobierno, y, trabajar sin descanso en menos de 90 días.

Pero esa es, tarea de los políticos y dirigentes.

La de la sociedad, en su conjunto, es, como decía el Listín, prestar atención a este, “inquietante síntoma”, a las señales de alarma, de nuestra democracia.

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