AGENDA SOCIAL
Fallos de la democracia
Concluido el proceso electoral municipal del pasado domingo 18 de febrero, le corresponde a cada organización y proyecto político realizar una introspección y evaluar sus logros y retos, con miras al próximo proceso que realizará en mayo del presente año.
Pero en el ambiente pos electoral queda un tema de suma importancia para el futuro de la nación, y es la abstención electoral que observamos en el proceso municipal, inédita en nuestra historia electoral en democracia, lo que debería ser objeto de suma preocupación para los actores políticos y las demás fuerzas vivas de esta sociedad.
Quiénes dan seguimiento a los resultados del Latinobarómetro, la encuesta sobre la democracia y la institucionalidad que cada año se realiza en América Latina y El Caribe, saben que la República Dominicana ha ido mostrando un aumento considerable en el número de ciudadanos que muestran insatisfacción con la democracia. Por pura coincidencia, en el 2023, el estudio arrojó que el 62% de los dominicanos manifiestan desafección hacia la democracia.
La democracia está sustentada en la participación de los ciudadanos en los procesos electorales, como legitimación de las decisiones de aquellos que resultan electos. A pesar de que la participación electoral está asociada a un deber cívico y a una responsabilidad moral, a la vez constituye un derecho, resulta contraproducente para el avance democrático el que los ciudadanos se acojan al abstencionismo electoral, a veces como método de protesta y otras, la mayoría, como muestra de apatía hacia los procesos públicos.
Parecería ser que solo cuando hay una amenaza, real o inducida, a las libertades civiles y a la calidad de vida, es cuando el voto toma mayor sentido para el ciudadano y aumentan dramáticamente los niveles de participación electoral.
Si fuésemos a medir la calidad de nuestra democracia solo tomando como referencia el porcentaje de los ciudadanos habilitados para votar que acudieron a las urnas, entonces la democracia dominicana está en una situación de gravedad, por lo menos en el nivel municipal. Huelga preguntarse cuáles son las causas que han generado esta apatía. ¿Es la falta de información? ¿Es la carencia de educación del voto? ¿Existen trabas al ejercicio del voto que no son evidentes? ¿O es que los partidos políticos han dejado de cumplir su rol como primeros defensores de la democracia y, por ende, sus principales promotores?
El sinsabor que nos deja el proceso municipal debe generar reacción en el organismo electoral y en los partidos políticos, que en su razón de ser tienen como objetivo proteger la democracia, a todo costo.