ENFOQUE

Régimen tributario dominicano: Laberinto de exenciones y evasiones

El régimen tributario de República Dominicana es excesivamente complejo. Ha perdido generalidad, tornándose en un grupo de normas selectivas (liberatorias del pago de alguno o todos los tributos o de tributos aplicados específicamente a un sector determinado), de forma tal que cada actividad, sector o región termina teniendo su propio régimen. Lo tienen, entre otros el turismo, las zonas francas, la generación de energía eléctrica, la industria cinematográfica, el sector agropecuario, las empresas de zonas de fronteras, los colmados, las farmacias, las tiendas minoristas y el mercado de valores, todo lo cual genera que:

• La recaudación es baja, centralizada y basada en impuestos indirectos y volátiles.

• El grueso de los ingresos del ISR recae sobre unas pocas empresas grandes, bancos, compañías de seguro y telecomunicaciones.

• La presión fiscal se sitúa por debajo del promedio de la región de América Latina y el Caribe (14.5%del PIB vs 19% del PIB)

• Los niveles de evasión tributaria son muy elevados (sobre el 40%)

• La informalidad es la principal causa de evasión, pero no la única. Muchas empresas formales también evaden.

• Las bases tributarias son reducidas y el sistema tributario es complejo, lo que eleva los costos de administración de los impuestos.

• Todo ello contribuye a que el gobierno se endeude cada año para cubrir el gasto, elevando el servicio de la deuda (24% de los ingresos tributarios actualmente)

La simplificación del régimen vigente, mediante la eliminación o desmonte gradual de tratamientos especiales, hacia un régimen más general y claro, contribuirá a disminuir la evasión, lo cual aumentará significativamente la equidad y eficiencia del régimen tributario. Cuando se incentivan todos los sectores no se está incentivando ninguno.

La proliferación de exenciones tributarias y regímenes especiales ha llevado el gasto tributario a un 4.5 % del PIB (RD$270 mil millones) anualmente, donde el ITBIs representa el 70%.

El resultado es una estructura tributaria discriminatoria contra los sectores no beneficiados por estos incentivos, que en los últimos años han perdido competitividad.

La evidencia internacional indica que un buen clima de negocios (reglas transparentes, impuestos moderados, seguridad jurídica, buenas relaciones laborales, energía, transporte y comunicaciones) juega un papel más importante que las exenciones tributarias. Ojalá el 2024 sea el año definitivo para corregir todas esas anomalías del régimen tributario, que incluye también otras leyes vinculadas, como la nueva Ley de Responsabilidad Fiscal y la modificación del Código Laboral y la Ley de Seguridad Social. UN AÑO DE GRANDES RETOS.

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