CONTROVERSIA

El Presidente ante el Consejo de Seguridad ONU

El presidente Luis Abinader se convirtió esta semana en el primer Presidente de la República Dominicana que habla ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y lo hizo para dar una especie de ultimátum diplomático a las potencias extranjeras ahí representadas, sobre el tema Haití y la posición enérgica de República Dominicana de no dejarse arrastrar al abismo en que ha caído la nación vecina.

La insólita falta de ayuda económica para financiar la misión pacificadora de Haití y la pasmosa indiferencia de la Comunidad Internacional hizo necesario y oportuno el corto viaje del Presidente a New York, aún bajo una poderosa tormenta de nieve.

El mensaje del Presidente fue claro, enérgico y certero: “O vamos todos a salvar Haití o República Dominicana se defenderá sola para que el naufragio de Haití no nos hunda a nosotros.”

Y no puede ser de otra manera. La Comunidad Internacional no puede desentenderse del colapso de Haití esperando que los dominicanos asumamos su invasión migratoria multiplicada, sin defender nuestra nación.

Y es en eso en lo que tenemos que trabajar unidos. El control de nuestra frontera y el fortalecimiento de medidas migratorias que abarquen endurecimientos de leyes, mano dura del poder judicial al tráfico de ilegales, Muro y aumento de repatriaciones.

La posición del presidente Abinader en el Consejo de Seguridad de ONU debe unir a los dominicanos.

Es importante resaltar que en esta ocasión el ex presidente Leonel Fernández obró correctamente al respaldar el discurso del presidente Abinader y resaltar el escenario en que lo hizo.

Siempre hemos dicho que la Unidad Nacional es clave para defender la Patria amenazada por el colapso de Haití.

Reitero la necesidad de que todos los candidatos a todos los cargos electivos fijen sus posiciones claramente con respecto al tema haitiano y hagan sus propuestas de cómo debe resolverse.

En los debates electorales el tema Haití debe ser primordial, porque es un problema que pone en riesgo la existencia misma de la República.