Desde mi pluma
Abracemos el privilegio
Mi primer voto fue en las elecciones municipales de 2020, justo unos días antes de entrar al confinamiento por la pandemia del coronavirus. Y, bien podría estar exagerando al decir lo siguiente, pero fue uno de los momentos en los que me sentí verdaderamente privilegiada por ser adulta.
Creo que los votantes más jóvenes hemos crecido con la idea de que ejercer el sufragio es solo un derecho del ciudadano, cuando es, en la misma medida, un deber.
Siendo consciente de esto y faltando tan solo horas para que vuelvan a abrirse las urnas para la celebración de las elecciones municipales de 2024, es necesario recordar a cada dominicano hábil para elegir en esta contienda que su voto cuenta, que es valioso y que es su superpoder.
Parecería poco importante para muchos o un cliché para otros el decirlo insistentemente, pero, esta es la única oportunidad en la que los dominicanos podemos decidir quienes serán nuestros representantes a nivel municipal durante el próximo cuatrienio.
Dejando más que reiterado el valor de este ejercicio para cualquier sociedad democrática, es imperante señalar que ese valor exige de un compromiso inalienable de cada votante en actuar consecuentemente con el mayor discernimiento, la mayor coherencia y la mayor responsabilidad en lo que está haciendo, que no permita sea manipulado, bajo presiones o intereses de terceros ni mucho menos un acto de retaliación.
Es un reto como país erradicar la reticencia al sufragio en la próxima contienda y es un reto para cada ciudadano no dar por sentado su derecho a elegir, pues ejemplos nos sobran de otras naciones en las que votar no es tan siquiera una opción, así que abracemos el privilegio y hagamos lo que nos toca. No importa cuantas veces lo escuchemos hasta este domingo, y al día siguiente, y siempre, cada voto cuenta.