Enfoque

Por un nuevo modelo en movilidad

En los primeros años del nuevo milenio empezamos a usar los términos seguridad vial con más propiedad y autoridad luego que la Organización de las Naciones Unidas encomendara a la OMS ponerle especial ateción al tema.

De ahí que surgiera el documento “Informe Mundial sobre Traumatismo a Causa de los Accidentes de Tránsito”, a través del cual se declaraba PANDÉMICA en el 2004 por los estragos que dejaba en el ámbito de la salud y reconociera en crisis global el asunto. Periódicamente es revisado su avance tratando que se incorporen los Estados Miembros de la estructura supranacional a la lucha contra el flagelo de los siniestros de tránsito inspirada en el “Mejoramiento de la Seguridad Vial”.

De inmediato se inició un activismo patrocinado por algunas naciones de altos ingresos promoviemdo las buenas prácticas de regiones europeas y Estados Unidos.

Se continúa hoy día incorporando técnicos, dentro de los cuales fuimos parte desde sus principios, gracias fundamentalmente al gobierno español, algunos órganos de Naciones Unidas y al gobierno de Costa Rica cuando estaba la administración del Presidente Oscar Árias. Este último, responsable también de La Comisión Transitoria de Seguridad Vial para América Latina y el Caribe, de la que fuimos colaborador, pero que finalmente desapareció con la salida del poder del mandatario costarricense.

La encomienda medular para enfrentar la denominada Crisis de la Seguridad Vial Global fue y ha sido desarrollar iniciativas nacionales y locales tendentes a mitigar el impacto negativo de la siniestralidad en el desplazamiento humano por tierra mediante la implementación de un plan de acción sostenible de acuerdo a los diagnósticos de la OMS, organismos financieros y ONGs que se han ido sumando.

Hemos sido parte de los activistas que ha promovido la Proclamación de los Decenios de Acción Mundial para la Seguridad Vial del 2011 y en el 2021, participando bajo los rigores metodológicos de las Naciones Unidas, con trabajo permanente durante los seis años previos al histórico acontecimiento de Moscú (Primera Conferencia Ministerial para la Seguridad Vial Global, dic/ 2009) en donde solicitamos a ONU declare la Primera Década de la Seguridad Vial 2011-2020, y concedida la petición en Resolución de Asamblea General de ONU 64/255 (https://reddeladignidad01.wixsite.com/sistemaintegrado), en marzo/2010, “con el objetivo general de estabilizar y, posteriormente, reducir las cifras previstas de víctimas mortales en accidentes de tránsito en todo el mundo aumentando las actividades en los planos nacional, regional y mundial”, siendo el Sr. Ban Ki-moon Secretario General.

De ninguna manera ha sido tarea facil impulsar a la República Dominicana hacia esta ola global, en especial cuando mitos son fortalecidos por políticos que esconden datos, que sin entender la problemática hacen prevalecer de que si se toman medidas fuertes se pierden votos. Lo cual es falso.

Creencia tradicional que ha conllevado al caos del tránsito y a una crisis de autoridad en República Dominicana.

La inseguridad vial como en todos los países de bajos y medianos ingresos constituye un fenómeno socio-cultural que impide el normal desenvolvimiento humano porque afecta significativamente el tejido económico en su totalidad y la salud de los ciudadanos.

Nuestro país no escapa de esos resultados catastróficos al punto de convertirse en el peor referente mundial en la lucha por preservarle la vida a los usuarios del sistema de movilidad nacional.

De forma que con una ley y una institución que obviamente hay que revisarlas, y una voluntad política en proceso de gestación en la agenda nacional promovida por el partido Fuerza del Pueblo a raíz de la creación de un órgano del secretariado para que en un eventual gobierno del Dr. Leonel Fernández inicie la implantación de un nuevo modelo denomincado Movilidad Segura. Lo cual implica invertir para transformar el comportamiento vial de la población, el sistema de transporte, el desarrollo de nueva ingeniería viaria y un modelo de gestión de políticas integrales para enfrentar los factores de riesgo sistémicos que prevalecen en la red vial de nuestro territorio.

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