SIN PAÑOS TIBIOS

El tsunami electoral

Los políticos gustan del tremendismo y las frases altisonantes; en definitiva, la oratoria se nutre de muchas figuras estilísticas al momento de reforzar una idea sobre la base –más que de los hechos– de las palabras. Todo discurso es una expresión del marco mental de una sociedad; del conjunto de códigos, lenguajes y sistemas de comunicación que en esta se manejan. Existe cierta fascinación por el uso prolijo de adjetivos, y, llegados a la necesidad de remarcar eventos electorales memorables, se recurre a una jerga técnica: “terremoto”, “tornado”, “ciclón batatero”, “marea”, “río humano”, “montaña de votos”, etc.

El presidente Abinader vaticinó el pasado domingo que lo que vendría a favor del PRM y sus aliados sería un “tsunami”, y, a seguidas, los principales cuadros del partido y la campaña salieron a repetir la expresión, viéndose los medios copados por dirigentes que tratan de justificar la expresión. Leonel Fernández, inteligentemente la tomó para sí, le dio la vuelta retórica, y al día siguiente validó la profecía del cataclismo, pero precisando que el “tsunami será verde”; Abel Martínez, por su parte, señaló ayer que la Alianza Rescate RD arrasaría con todo.

Los tres candidatos están seguros de que se impondrán, y aunque más allá de las palabras quedan las encuestas que miden la intención del voto, persiste el hecho de que el potencial máximo de alcaldías a lograr queda determinado, en primer lugar, por la cantidad de propuestas electorales. Si en 158 municipios el PRM lleva 139 candidatos, el PLD lleva 109, y la FP 89, las matemáticas indican cuál partido tendría más posibilidades de pintar hipotéticamente el país con su color. Cada partido proyecta los números de los contrarios y aunque todos manejan encuestas propias y ajenas, si algo demostraron las municipales de 2020 es que a pesar de que las tendencias tienden a imponerse, el azar sigue siendo una categoría histórica.

Es curioso cómo Abinader y Fernández pronostican resultados diametralmente opuestos en torno al mismo evento, a pesar de que el PRM postula un 64% más de candidatos con relación a los que postula la FP, lo que indica la imposibilidad material de que esta pueda imponer el verde sobre el azul… aritmética simple.

No obstante, en ese juego de bravuconerías electorales se expone más Abinader -al pronosticar que ganarán más del 70% de las alcaldías-, que un Fernández que ataca en las palabras, pero se cuida de las cifras. Si el gobierno no llega sobrado a la meta voluntariamente impuesta, perderá más en percepción de cara a mayo, que lo que pudiera perder la oposición si no logra la suya; pues esta siempre podrá argumentar externalidades, uso de los recursos del Estado, abstención, etc., más el gobierno quedaría irreversiblemente expuesto y a la defensiva.

Y es que no importa qué tan claro amanezca el 19 de febrero; ya sea para la oposición o para el gobierno, amanecerá gris, porque ese día el sol no saldrá para todos… sólo para aquellos cuyos vaticinios coincidan con la realidad.