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Haití enfrenta un genocidio silencioso

El silencio de la prensa internacional sobre el nivel de violencia (sexual, incendios, saqueos, asesinatos) y las repetidas masacres en Puerto Príncipe, ejecutadas por bandas armadas con la complicidad de las autoridades públicas haitianas, nos lleva a repetir las palabras del primer Premio Nobel de Literatura negro en 1986, el escritor nigeriano Wole Soyinca, durante una visita a Haití en febrero de 2018: “La humanidad se ha olvidado de Haití”.

He denunciado reiteradamente en la prensa nacional e internacional que Haití sigue las huellas de un genocidio silencioso. El doctor Jean William Pape, profesor de universidades y director de un centro de investigación sobre epidemias e infecciones, declaró a Radio Francia: “Aquí se está preparando un genocidio y estamos dejando que la situación se pudra y creo que lo mejor es evitar esta masacre, que empeora casi cada día”.

Lamentablemente, el Dr. Pape sufrió en carne propia los reveses de esta violencia generalizada cuando secuestraron a uno de sus familiares.

Incluso la ONU, con cifras muy conservadoras que podrían calificarse como una gota en un océano, denuncia esta violencia. Según informes de la ONU en Haití, más de 2.237 personas fueron asesinadas durante el último trimestre de 20023. Para el mes de enero de 2024, 1.108 personas fueron asesinadas.

Según este mismo informe, con cifras muy por debajo de la realidad, 310.000 personas se encuentran desplazadas. Sabemos que más del 80% del territorio de Puerto Príncipe, varias zonas y vías estratégicas de circulación de vidas y bienes están bajo el control de las pandillas.

Las masacres con sus cohortes de muertos y heridos constituyen el destino diario de los habitantes de Puerto Príncipe. Este lunes 12 de febrero los habitantes de las zonas de Carrefour y La Plaine amanecieron entre el fuego cruzado de bandas rivales con un saldo parcial de cientos de casas quemadas, miles de desplazados y más de una treintena de muertos.

Bajo el silencio deshumanizador de la prensa internacional que cortó micrófonos y cámaras en Haití, los testimonios en la prensa local y en las redes sociales son conmovedores, los horrores son inimaginables: niñas violadas delante de los ojos de sus padres, mujeres explotadas, niños que asisten la ejecución de sus padres, decapitaciones para el lucrativo tráfico de órganos, ejecuciones sumarias.

Una joven fue asesinada cobardemente por negarse a acostarse con el líder de una pandilla.

La complicidad de la comunidad internacional

En sus recorridos en la prensa local, el encargado de negocios de la embajada estadounidense admite implícitamente la responsabilidad de su país en el caos que vive Haití.

Sostuvo que la comunidad internacional no quiere seguir cometiendo los mismos errores de injerencia en Haití y se está posicionando para una solución haitiana. Lamentablemente, continúa con los mismos reflejos: luchar contra las propuestas de consenso de actores nacionales y brindar apoyo inquebrantable a un régimen criminal que escapa a toda lógica.

En una lógica capitalista, siempre hemos creído que Estados Unidos y la comunidad internacional tienen más interés en un proyecto estabilización.

Consiste a impulsar una revolución del crecimiento, fortalecer la economía, promover la creación de empresas y reducir el desempleo con miras a un mercado consumo vinculado al mercado global.

Este es un punto que siempre he defendido en las relaciones con los vecinos dominicanos, a pesar de las tradicionales posiciones retrógradas de los sectores ultranacionalistas de este país.

¿Cuál es el interés de este caos orquestado por la Internacional?

Para la gran mayoría de los haitianos, las potencias occidentales, especialmente Francia y Estados Unidos, nunca han perdonado a Haití por su Revolución de 1804 que destruyó el sistema de opresión esclavista vigente en el mundo en esa época. Recuerde, Estados Unidos abolió la esclavitud en 1865 y Brasil en 1888.

La ONU siempre busca justificación de su existencia en el caos de los países pobres para colocar a sus funcionarios en empleos bien remunerados. Desde hace más de 30 años, sus misiones con grandes presupuestos han contribuido al empeoramiento de la situación.

Siempre debemos recordar que la diplomática estadounidense de la ONU, Madame Helen La Lime, jugó un papel destacado en la construcción de este caos a través de su promoción ante el Consejo de Seguridad de una federación de pandillas en julio de 2020.

Además, los diplomáticos de la alta jerarquía de las Naciones Unidas, bajo el pretexto del caos, siempre aspiran a dirigir un país, ignorando lamentablemente el principio de elección, tan querido por las Naciones Unidas.

La nueva presidenta de la junta Directiva de Haití, María Isabel Salvador, está haciendo todo lo posible para introducir a Haití en una nueva aventura de ocupación sin tener en cuenta la desastrosa gobernanza actual que se alía con bandidos para conservar el poder por el mayor tiempo posible.

Gobernanza de desastres

Los vínculos de esta gobernanza con la violencia en Haití ya no son un secreto. Estos vínculos son a menudo denunciados por organizaciones de derechos humanos e incluso por importantes figuras estadounidenses de la diplomacia y del Senado.

En cada reunión internacional de este régimen, asistimos a un aumento espectacular de la violencia en el país. Curiosa coincidencia, la masacre del 12 de febrero de 2024 de más de una treintena de personas en Carrefour y La Plaine coincidió con la visita del Ministro de Justicia y del Jefe de Policía a Nueva York para promover la intervención extranjera de las fuerzas kenianas.

Paradoja desconcertante, mientras las fuerzas policiales demuestran su ineficacia en la lucha contra los pandillas, se muestran muy eficaces en la lucha contra los opositores al régimen de Ariel Henry. Durante las grandes protestas de la semana del 7 de febrero pasado, masacraron a cinco agentes de la Brigada de Seguridad de Áreas Protegidas (BSAP), rociaron con gases lacrimógenos a los manifestantes y golpearon a periodistas en el ejercicio de sus funciones.

El Gran Consenso para detener el genocidio

Lamentablemente, es este poder que la Comunidad internacional, especialmente la ONU y los Estados Unidos quieren imponer al país para organizar elecciones.

Con Ariel Henry el caos está garantizado. Ha llegado el momento de lograr un gran consenso entre las fuerzas políticas, sociales y económicas para dotar al país de una nueva gobernanza, llevar a cabo reformas importantes, organizar nuevas elecciones y detener el genocidio en curso.

Director Ejecutivo

Instituto Haitiano de Observatorio de Políticas Públicas (INHOPP)