Se cumplen 51 años de la llegada por Playa Caracoles de Francisco Alberto Caamaño, junto a ocho compañeros, para combatir la dictadura de Balaguer quien gobernaba a fuego y sangre los destinos del país.

De aquellos 12 años, emergió un cementerio de jóvenes que se entregaron en cuerpo y alma para impugnar el oprobio y restablecer justicia para las mayorías, y que fueron asesinados a mansalva, como Amín Abel y Homero Hernández; torturados y asesinados como los jóvenes del Club Héctor J. Díaz; o simplemente desaparecidos como Guido Gil o Henry Segarra.

A cinco décadas de aquel hecho lleno de adversidades para el Coronel de Abril, cabe preguntarnos: ¿qué queda hoy como simbolismo de ese desembarco?

Abrazar la causa de los humildes, hasta entregar la vida, nos habla en la actualidad de República Dominicana. ¿De cuál barco de conformidad hay que desmontarse? ¿Dónde está la dignidad de Caracoles en nuestros días?

El ejemplo de Caamaño y el pueblo dominicano de hoy son motivos.

¡Desembarquemos!