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SIN PAÑOS TIBIOS

Antes de que febrero llegue

A tres semanas de las elecciones municipales, gobierno y oposición se emplean a fondo convencidas de que un antes marcará un después, por lo que ambas se emplean para dar un golpe de efecto en febrero, que les permita construir percepción de cara a mayo.

Pintar el mapa, más que un ejercicio cromático, es un mensaje; de ahí que Paliza y otros dirigentes del PRM hayan hablado de que ganarán un 70% de las alcaldías y distritos municipales de todo el país; algo contundente si ocurriere, o demoledor, en caso contrario.

Mientras, la oposición concentra sus esfuerzos en las plazas mayores y espera compensar la potencial dispersión numérica con una mayor concentración electoral; y es válido ese razonamiento de cara a las matemáticas, más no así frente a mayo, porque un barrido es un barrido, sin importar si el mapa nacional está pintado con una constelación de municipios irrelevantes o un puñado de demarcaciones importantes.

El gobierno apuesta a eso, al golpe seco, a una “batalla decisiva”, de ahí que evita enfrentarse a situaciones que lo hagan exponerse innecesariamente. Sabedor de que la comunicación no es su fuerte, no ve con malos ojos que sus funcionarios no salgan a los medios, y eviten escenarios donde una declaración los comprometa y les haga perder votos, y eso no necesariamente está bien. Y no lo está, porque el Estado sigue siendo Estado aunque sus funcionarios estén en campaña; porque estos se deben a la ciudadanía, y, en razón de que manejan fondos públicos, deben rendir cuentas y aceptar sin regañadientes cualquier invitación que reciban de parte de cualquier medio para ir a explicar lo que hacen y están haciendo… por lo menos en teoría. En la práctica, a diferencia del otrora PLD de 16 años de bateo y corrido –cuyos funcionarios nunca barajaron un pleito, evadieron un micrófono, o rechazaron una entrevista–, la mayoría de los funcionarios del PRM huye como el diablo a la cruz a los medios, y, aunque la explicación más simple sería pensar que a 20 días de unas elecciones en las que se saben ganadores, restaría más de lo que suma exponerse; no lo es, porque esa actitud de evasión ha sido desde el inicio del gobierno una patética constante.

Los ruidos que no generan una comunicación periférica inexistente, los hace la comunicación del gobierno central y sus deslices. Sin ir más lejos, la inauguración de Monte Grande debió haber sido un hito comunicacional significativo, pero, lejos de aprovechar la ocasión para indicar el impacto que tendría en la mejora de la calidad de vida de la gente y en explicar cómo beneficiaría a decenas de miles de personas, decidió politizar la noticia, obligando a toda una oposición desperdigada a unirse y salir a defenderse, desmeritando una noticia que pudo haber sido limpia y que sólo debió cosechar aplausos.

Mientras los funcionario se guardan y están en campaña, Palacio se deleita en el ejercicio fútil de revolotear unas avispas que, más que sumar, crean condiciones para cometer errores y restar