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Los pasos que Philippe da en Haití plantean mil interrogantes (y 4)

Y un grupo de agricultores logró que la fiscalía de Fort Liberté (noroeste) lo cite para fines de este enero, en virtud de una demanda por vandalismo y saqueo a su asociación durante el alzamiento hace 20 años.

Sin embargo, lo que más preocupa en Haití son los pasos que Philippe viene dando ahora.

“Philippe, a la cabeza de la BSAP, y Jeantel Joseph (encargado de la Agencia Nacional de Áreas Protegidas) están fortaleciendo a las pandillas en la región metropolitana. Actualmente están en conversaciones con todas las bandas para desestabilizar al país”, denunció a principios de este mes Pierre Espérance, director ejecutivo de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos.

Espérance agregó que las últimas acciones del excomisario no se diferencian de las de reputados líderes de pandillas, incluso en el método de reclutamiento que se han impuesto para poder unirse a la Brigada de Seguridad de Áreas Protegidas: “Tener un arma y no cualquiera, sino un arma de guerra”.

La brigada está adscrita a la Agencia Nacional de Áreas Protegidas (ANAP), que fue elevada de rango por el presidente Moïse en 2017, y que hoy dirige Joseph, líder también del Consorcio Nacional de Partidos Políticos Haitianos, la organización por la que Philippe fue elegido senador en 2016.

El periódico Le Nouvelliste publicó hace poco que un exprimer ministro que pidió no ser identificado, le dijo que bajo su administración ni él ni el Ministerio de Medio Ambiente tuvieron control sobre el BSAP, aun cuando había notado que esa unidad se estaba equipando con “nuevas armas de guerra, nuevos vehículos y equipos, aunque nunca hubo presupuesto para ello”.

“Un día hablé de esto con el presidente Moïse. Por la forma en que él me respondió, rápidamente comprendí que no debía aventurarme en el tema”, aseguró la fuente al matutino haitiano.

Entre tanto, Joseph Jean Baptiste, responsable de la unidad táctica en Hinché (este) y portavoz de los soldados desmovilizados por Aristide hace ya casi tres décadas, dijo al portal informativo AyiboPost que “todos los jefes departamentales del BSAP son exsoldados que en su mayor parte lucharon con Philippe en 2004”.

“Existe una coalición entre los comandantes del BSAP, el director Jeantel Joseph, Guy Philippe y el comisario del gobierno de Miragoâne, Jean Ernest Muscadin (un oficial reconocido por enfrentar con rigor a las pandillas), para reaccionar juntos contra cualquier acción del gobierno”, agregó Jean Baptiste.

En un minucioso reportaje publicado por AyiboPost este mes, los periodistas Rolph Louis-Jeune y Jabin Phontus revelaron que Philippe ha contactado desde su llegada a sus antiguos camaradas de armas, y que la BASP recluta en la actualidad a 300 nuevos hombres en el sur del país.

Fritzner Jean Pierre, jefe de la BSAP en Ouanaminthe, dijo también a Ayibopost que el gobierno, preocupado por las actividades de Philippe, solicitó hace poco la lista de todos los agentes y un inventario de equipos de todas las unidades, lo que el oficial interpreta como un intento de intimidación.

Lo que también debería inquietar al gobierno son las recientes declaraciones de Jean Ilaire Lundi Roday, portavoz de Despertar Nacional para la Soberanía de Haití, una nueva agrupación política que apoya a Philippe y a Joseph, quien no descartó la posibilidad de tomar el poder por la fuerza para derrocar a Henry.

Lundi dijo en un popular programa de radio que el fin de la organización es “tomar el poder por todos los medios”, para lo cual maneja cuatro opciones que pueden ser priorizadas en cualquier momento: “golpe de Estado, golpe de efecto, consenso o negociaciones y elecciones”.

Las declaraciones de Lundi causaron tal impacto, comentó el informativo en línea Haiti Libre, que obligó a la agrupación a precisar rápidamente en un comunicado que apoyaba las propuestas de su portavoz pero que “rechazaba todas las posibilidades de (provocar) un baño de sangre en esta revolución popular”.

La misma revolución que predica Philippe desde que regresó al país, y que el pasado domingo 14 de enero convirtió en mandato: “Ha llegado la hora de la desobediencia civil”.

“Ha llegado el momento de derrocar este sistema que se regenera constantemente (…) No solamente vamos a derrocar a este sistema, sino que somos nosotros quienes diremos quién queremos que nos dirija”, dijo el excomisario en un video difundido por Youtube.

En términos más directos, reseñó HaitiLibre, Philippe se dirigió a sus excamaradas de la Policía para pedirles que se pongan del lado de la población; a las unidades de la BSAP a que la siga apoyando como lo hizo en la construcción de un canal de riego en el río Masacre (causa de una disputa con la vecina República Dominicana), y a las actuales Fuerzas Armadas a que continúen el mismo camino.

Por eso, todo indica que 2024 será un año tan difícil o peor que 2023.

A principios de enero, el International Crisis Group, una organización independiente con sede en Bélgica que trabaja para prevenir guerras, colocó a Haití entre los diez conflictos mundiales (con Gaza, Sudán, el Sahel o Ucrania) a tomar en cuenta en los siguientes meses. En un informe, el grupo estimó que, con 15.000 agentes haciéndole falta, la policía no es rival para las pandillas que podrían aliarse para luchar juntas en combates que pondrán en riesgo a civiles inocentes, mientras los vínculos entre policías corruptos y las bandas podrían dificultar el secreto operativo de la misión multinacional que Kenia debería liderar este año, y que la ONU aprobó en 2023.

Además, recomendó tomar en cuenta la situación de los pandilleros capturados en función de los penosos sistemas carcelario y judicial haitianos; detener el flujo de armas y municiones hacia el país, y cortar el “fuerte vínculo entre las pandillas y las élites políticas y empresariales haitianas”.

“Estamos ante una coyuntura política de mucha incertidumbre, ante un callejón sin salida; vivimos una situación de caos organizado, creado y mantenido por las clases dominantes y por EEUU que apoyan a un gobierno que no tiene ninguna legalidad”, dijo Chalmers a Listín Diario, mientras la oposición, según consideró, está dispersa desde 2010 como resultado de las acciones de la extrema derecha y las alianzas entre Moïse y Henry y los social-demócratas.

Henry —agregó el analista— querrá seguir en el cargo para cumplir sus propósitos: reformar la Constitución para silenciar los espacios de participación, controlar los estamentos de poder y reconcentrarlo alrededor del Presidente; y realizar unas elecciones bajo su control, hecho que enfrentará la resistencia de la población, aun cuando ésta se encuentre debilitada por las bandas, los flujos migratorios y su frágil situación económica.

En un reciente consejo de ministros, Henry designó un consejo municipal y a varios delegados departamentales, y un portavoz suyo comentó a Le Nouvelliste que este año el gobierno ampliará el Consejo de Transición, avanzará en la formación del consejo electoral provisional, en la reforma de la Constitución y en la organización de elecciones.

El mismo periódico informó que, basado en varias fuentes, el Primer Ministro y actores de la comunidad internacional y de la sociedad civil están multiplicando iniciativas “en una carrera contra el tiempo” y bajo fuertes presiones externas para lograr un acuerdo, considerando que Henry (a quien pese a todo EEUU prefiere ante la falta de una alternativa) no está haciendo suficientes concesiones.

Parecen actos desesperados frente al reclamo de diversos sectores que piden la renuncia de Henry dentro y fuera del país, de la reciente ofensiva lanzada por las pandillas, y de las protestas que han estallado en varias ciudades y barrios de la capital desde la llegada de Philippe, ahora de 55 años, lo que suma un nuevo frente a la desgastada Policía Nacional.

“Las mismas causas producen los mismos efectos”, comentó Michel a Listín Diario, en alusión al debilitamiento provocado durante décadas a las fuerzas armadas de su país, y que él considera un error histórico.

El analista mencionó un encuentro en Washington, en 2014, con la entonces jefa de la misión de la ONU en Haití, Sandra Honoré, quien propugnaba la existencia de sólo un cuerpo de seguridad para los haitianos. Le dijo —recuerda Michel— que coincidía con ella en que la policía debería ser una prioridad, pero que su propuesta de “Sólo la Policía” era una farsa.