La gestión de residuos sólidos urbanos en el Gran Santo Domingo es un desafío y una amenaza evidente para la calidad de vida y la imagen turística de la ciudad. Con una población mayor de 3 millones de habitantes, la disposición inadecuada de residuos se ha convertido en un riesgo tanto para la salud humana como para el entorno natural, que se ejemplifica en la degradación de la cuenca del río Ozama, con impacto directo en el malecón de Santo Domingo.
En la actualidad, la sostenibilidad se erige como un pilar para el turismo, convirtiendo la gestión eficiente de residuos en una inversión clave para mantener la ciudad como un destino turístico responsable y atractivo. Reconocer la importancia de la sostenibilidad a largo plazo en la gestión de residuos se torna esencial, sin sacrificar la viabilidad económica de la ciudad. La solución a estos desafíos comienza con la educación ambiental desde edades tempranas, y para ello se pueden utilizar diversas tecnologías y medios de comunicación. Un enfoque integral que alcance todas las capas de la sociedad, fomentando la comprensión generalizada de la importancia de una gestión adecuada de los residuos. Superar este reto está en manos de todos los dominicanos. Continuar implementando prácticas sostenibles, aumentar su número y conjugarlas con la educación ambiental, son elementos cruciales para preservar la salud pública, mejorar la estética de la ciudad y garantizar un futuro turístico sostenible.
Estos desafíos pueden transformarse en oportunidades mediante la colaboración entre diferentes sectores, políticas efectivas y un enfoque educativo integral, permitiendo a la ciudad trazar un camino hacia un futuro sostenible que refleje sus aspiraciones de desarrollo y bienestar. Está claro que cada pequeña acción suma, y entre todos se puede labrar un destino que inspire orgullo y respeto por el entorno. ¿Está preparado el Gran Santo Domingo para este desafío? La respuesta, decididamente, está en sus manos.
El autor es profesor de INTEC