La solución que debemos aplicar
La transculturación es peligrosa cuando el nivel cultural del país en cuestión es bajo, por las malas influencias que nos llegan sin filtro y sin la supervisión de los estamentos educativos que nos forman. Desde la etapa de alfabetización hasta los estudios superiores, el profesorado debe recibir el estímulo económico y social que les garantice su nivel de vida, pero al mismo tiempo, deben sentir la responsabilidad de orientar a las generaciones emergentes, en base a las transformaciones propias de los cambios sociales. El concepto de Estado debe sustentarse en la educación de los ciudadanos, que tienen la responsabilidad de dirigirlo por el camino de los valores y principios. Entendemos que desde las aulas no hay una campaña responsable de orientación a una juventud golpeada por el escepticismo, en la aplicación de la ley y el desprestigio de una corrupción rampante en nuestras instituciones, que junto al desempleo, acercan nuestros jóvenes a la funesta práctica criminal. Desde las aulas se enfrentan estos males con fiscalización de los recursos patrimoniales, enseñando a las nuevas generaciones el compromiso de una práctica legal. Es desde las aulas que se enseña el nacionalismo, la moralidad y la verdadera lucha que causan las drogas. Con la educación podemos filtrar los falsos paradigmas que nos llegan del exterior, para así interpretar nuestro real valor e identidad y así crecer culturalmente como principal riqueza de un país. Desde las aulas se toman las grandes decisiones para resolver con buena orientación un futuro promisorio para todos.