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POLÍTICA Y CULTURA

Leyendo el diario del Coronel de Abril

Porque los seres humanos en sus credenciales sociales, culturales, políticas y compasivas, definen un perfil, un recorrido de acciones y se empinan sobre un costado del tiempo datado de la historia. No podemos coincidir de manera absoluta, la disonancia es un rasgo de la multiplicidad de la vida. Somos lo que somos en un momento coagulado de la historia, pero luego fluye el perfil, la augusta estampa del gesto, el grito acuñado en los meandros del azar. Cuando los avatares estigmatizan y reducen, siempre es posible acudir al dato, a la confidencia luminosa del instante consagrado en la narrativa, en lo que no fue censurado y se dijo, de lo que estableció el rigor del patriotismo y la coherencia, de la confesión como murmullo o exclamación, ese dato que eleva, que traduce la coherencia del patriotismo, la continuidad del sentimiento universal ante el atropello a la soberanía de los pueblos. Leyendo el “Diario” del Coronel de abril, Francisco Caamaño Deñó, documento histórico de un valor indudable, porque arroja luz sobre un tiempo vetado, que transcurrió luego de la desaparición de su cargo como Agregado Militar de la República Dominicana en Londres en 1967, he localizado entre angustias e incumplimientos, una revelación de trascendencia sobre la actitud de Caamaño frente a la intervención militar de la antigua Unión Soviética en Checoslovaquia basada en los acuerdos del llamado “Pacto de Varsovia”, ocurrida en 1968. El “Diario” escrito por Caamaño durante su estadía en Cuba, ha sido publicado en varios tomos por el Archivo General de la Nación, bajo la conducencia del historiador y brillante intelectual Roberto Cassa, como una contribución a la difusión de la verdad historica y testimonial de personajes ilustres de la Patria.

En un abrir y cerrar de ojos, Caamaño, quien se encontraba conformando una respuesta militar y política dominicana en Cuba, ante el incumplimiento de los acuerdos firmados con la participación de la OEA e instituciones internacionales, que pusieron fin al conflicto bélico de abril del 65, y que dispuso la evacuación gradual de las tropas extranjeras que mancillaron la soberanía nacional, escribió en su “Diario”, su opinión sobre la invasión soviética a Checoslovaquia, condenando tal acción de manera tajante y haciendo alusión a la algarada de tropas extranjeras a nuestra Patria, años atrás, el 28 de abril del 1965. Caamaño escribió el jueves 22 de julio de 1968 lo siguiente: “Se conoce por la prensa sobre últimos acontecimientos en Checoslovaquia, actuación muy grave por el campo socialista. Esta grosera agresión me recuerda vivamente la agresión yanqui a nuestra patria. Soy de opinión que los socialistas son los únicos responsables de la situación interna de Checoslovaquia y su tendencia derechista, esto es así por haber querido mantener el socialismo impuesto y no consciente y revolucionario, además por su política exterior vacilante y conservadora poco revolucionaria”.

¿Qué se extrae como legado de las ideas de Caamaño en su declaración? Subyace el derecho del pueblo checoeslovaco a decidir su destino, lo compara con la lucha de nuestro pueblo en 1965 contra una intervención extranjera. Caamaño fue un patriota integérrimo, que ante la frustración por el incumplimiento de los acuerdos de paz, optó por la inmolación. Y aunque se esté en discordancia, sobreviene la majestad del respeto y admiración ante su batir de águila, que fue su oblación y tragedia.