AGENDA SOCIAL
Restaurar la confianza
Como cada año, esta semana se celebra el Foro de Davos en Suiza, la principal cita económica, geopolítica y empresarial del año, que en este 2024 se reúne en el marco de un contexto político y económico complejo, quizás el más complicado de este siglo, según palabras de Borge Brende, presidente del Foro Económico Mundial.
Antes de la pandemia del 2020, el mundo observaba un preocupante retorno al proteccionismo, el nacionalismo y el auge del populismo. Estos tres fenómenos se exacerbaron como consecuencia del COVID-19 y sus efectos políticos, económicos y sociales. En todas las regiones comenzó a observarse un auge de los gobernantes que prometieran cerrar las fronteras, limitar la migración y disminuir al mínimo los lazos entre gobernantes y líderes mundiales.
El Foro de Davos de este año se ha propuesto revertir esa realidad, por eso se habla de “reconstruir los lazos”, “restaurar la cooperación global” y “reforzar los principios de transparencia, coherencia y rendición de cuentas” entre los líderes mundiales. Es una tarea difícil, repleta de obstáculos marcados por los conflictos globales activos y por los enfrentamientos entre las potencias mundiales que no son evidentes, pero que están marcando el presente y futuro de la humanidad.
Será difícil convencer a la humanidad con la idea de un “un futuro compartido” en un “mundo fracturado”, cuando precisamente muchas de las políticas adoptadas e implementadas por líderes de la actualidad son las que han fracturado la confianza entre los seres humanos. El giro de Estados Unidos hacia el proteccionismo, fenómenos como el Brexit y el ascenso de la extrema derecha en muchas regiones del mundo, han sido el resultado de los enfrentamientos ideológicos y del abandono de los espacios de colaboración que la humanidad ha creado para dirimir los conflictos.
No podremos hablar de un futuro compartido si no se invierten recursos y esfuerzos en restaurar la confianza en los organismos de integración regional y mundial, en la reforma de las Naciones Unidas y en el fortalecimiento de los espacios de intercambio técnico y científico. Tampoco podremos hablar de un futuro compartido si las grandes potencias fallan a la hora de cumplir sus compromisos con los países en vías de desarrollo, como ha sucedido con los acuerdos de París para revertir el cambio climático, que no se han podido cumplir por la falta del financiamiento prometido por los países desarrollados.
El Foro de Davos, como siempre, será una oportunidad para colocar en la discusión global los temas comunes que nos impactan, como la seguridad y la cooperación internacional, el crecimiento económico y la generación de empleos, la inteligencia artificial y su impacto en el mundo como lo conocemos y las estrategias de largo plazo para el clima, la naturaleza y la energía.
Sin embargo, los cuatro días que dura este importante encuentro servirán de muy poco si los líderes mundiales no comprenden la complejidad actual y se comprometen, mediante acciones concretas, con un equilibrio político, económico y social que beneficie a todas las regiones por igual.