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MIRANDO POR EL RETROVISOR

¡Vamos! Eres fuerte, no dejes de luchar

Cada 13 de enero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, un trastorno de salud mental que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a 3.8% de la población a escala planetaria, equivalente a 300 millones de personas.

La depresión también ataca a 5% de la población adulta y constituye la principal causa de pensamientos e ideas suicidas, así como de los intentos de suicidio y autoeliminaciones consumadas.

La fecha conmemorativa se estableció para sensibilizar, orientar y prevenir sobre este padecimiento tan común, pero al mismo tiempo tan ignorado por quienes lo padecen y las personas de su entorno.

Una eficaz herramienta cuando estamos ante un depresivo es escuchar sin juzgar y con empatía, evitando minimizar la condición de la persona a quien procuramos insuflar ánimo, optimismo y esperanza.

Pero para brindar apoyo a una persona bajo depresión, se requiere también aprender a identificar los signos de alarma para conminarlos a buscar ayuda profesional a tiempo, incitándoles además a vencer el estigma que rodea cualquier condición de salud mental.

Las principales señales de una depresión son tristeza permanente, irritabilidad, pérdida de interés o placer en las actividades de la vida cotidiana, aislamiento, desesperanza frente al futuro, baja autoestima, sentimientos de culpa, sensación de vacío, descuido de la higiene personal, trastornos del sueño, cambios de apetito y peso, fatiga y falta de concentración.

Una persona depresiva suele utilizar frases de desaliento ante los estresores de la vida, generados principalmente por precariedades económicas, problemas de salud, una ruptura sentimental, muerte de un ser querido, conflictos en el ámbito familiar o laboral y desempeño educativo.

El estrés realmente es parte de la vida, pero algunas personas no son capaces de gestionarlo adecuadamente, la principal razón de que la depresión se presente en cualquier ámbito de la existencia humana, por insignificante que sea.

Nadie está exento de padecerla, sin importar su estatus social o condición económica. En momentos que incluso deberían ser de felicidad, también aparece este enemigo silente y devastador, pues se estima que 10% de las embarazadas y de las mujeres que acaban de dar a luz experimentan depresión, especialmente por el estrés posparto.

Los profesionales de la conducta precisan que la depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos, de ahí que termine afectando la salud física.

La fecha conmemorativa es una nueva oportunidad para sensibilizar a las autoridades en el país sobre la escasa inversión en salud mental, así como la ausencia de políticas públicas que contrarresten la discriminación y el estigma asociados a los trastornos mentales.

Sigue siendo un anhelo la implementación de una atención en salud mental con enfoque comunitario, llevando esos servicios a las unidades de atención primaria (UNAP), como puerta de entrada a los servicios sanitarios.

El acompañamiento desde las propias comunidades con consultas, medicamentos, terapias y el debido seguimiento con visitas domiciliarias, contribuirían a bajar el alto número de suicidios en el país, casi siempre por una depresión obviada o mal tratada.

Un diagnóstico certero y un tratamiento apropiado, muchas veces con terapia conversacional y sin necesidad de los psicofármacos, evitarían que se cronifique una depresión leve o moderada.

“Vamos, eres fuerte, no dejes de luchar. Aunque la vida te haya dañado, demuéstrale que contigo no podrá. Hazlo por ti y también por aquellos que se hundirían si no estás. Buen día profe, hoy es el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, usted es uno de los mejores seres humanos que he conocido, lo aprecio mucho”.

Ese mensaje lo recibí ayer en la mañana de la estudiante de Comunicación Social, Morelia Olaverría, con motivo del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, lo que me motivó a escribir sobre el tema.

Es una estudiante de término, a quien impartí docencia en los primeros cuatrimestres, pero que frecuentemente, como una buena parte de los discentes que han pasado por mis aulas, saca tiempo para agradecerme por los conocimientos transmitidos.

No suelo compartir esos mensajes, pero lo hago en esta oportunidad porque esas son las expresiones de aliento que pueden marcar la diferencia en un momento determinado para una persona bajo depresión.

Cuando veas a alguien con un cuadro depresivo a tu lado muéstrate sensible, empático y bríndale tu acompañamiento, sin juzgarla ni desvarolizarla.

Una depresión leve o moderada puede tornarse crónica cuando la persona considera que ha perdido la capacidad para enfrentar las causas que la generan, pero mucho más cuando siente que se ha quedado sola en medio de sus angustias, incapacidades y miedos.

Superar una depresión requiere en muchos casos asistencia médica especializada, pero también juega un papel fundamental el apoyo afectivo de familiares, amigos y allegados de la persona afectada.

Y tomando en cuenta esa segunda parte, podríamos imitar el ejemplo de Morelia y con más frecuencia expresar palabras alentadoras a personas de nuestro entorno y a otras con quienes hace tiempo que no interactuamos.

Con una depresión apenas en ciernes podemos contribuir, aun desde lejos, a un beneficioso cambio de actitud.