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Luis Abinader: “Personaje lesivo para la República Dominicana”

A un “candidato” a diputado de la Fuerza del Pueblo por la Circunscripción No.1 del Distrito Nacional, que dice ser “abogado, político y diplomático de carrera”, se le ha ocurrido incluir, como uno de los puntos más importantes de su oferta política, la brillante propuesta -y promesa- de que, cuando llegue a la Cámara de Diputados, presentará una moción de resolución para que a Luis Abinader lo declaren “personaje lesivo para la República Dominicana”. ¡Qué brillante, eficaz y productiva idea! El hombre concibe su portentosa ocurrencia como justo correlato resarcitorio de los daños que aquél le está causando al país -específicamente la merma de nuestro territorio- con la construcción de la famosa verja “perimetral” que el Gobierno realiza en nuestra frontera, al dejar fuera de dicho territorio grandes extensiones de terreno en beneficio de Haití.

Confieso que la idea de la verja me resulta insuficiente para la solución definitiva del problema, si bien sé que no es poca la inercia geopolítica que debe recibir constantemente de los gobiernos de naciones con relación a los cuales vivimos en franco estado de dependencia en muchos aspectos. Sin que, en modo alguno, esté de acuerdo con que cedamos un ápice de nuestro territorio, cuestión que estimo perniciosa en grado sumo. Con todo, mi preocupación no estriba precisamente en la suerte que corra el presidente Abinader a la hora de tener que dar cuentas al país respecto de alguna política errónea o perjudicial para el país que haya implementado durante su mandato. Mi preocupación estriba, y es donde quiero detenerme, en la forma en que organiza sus prioridades políticas un aspirante a legislador en nuestro país, en las fórmulas que plantea para la solución de nuestros problemas, mismas que denotan una errónea percepción de estos, y peor aún, de la vía para remediarlos: el hombre no distingue entre la presión política y la vía judicial como medios para enfrentar la inobservancia o violación de la norma.

Me preocupa porque he pasado parte de mi vida cuestionando el sentido selectivo de la mayor parte de nuestra población en relación con los aspirantes a representarnos en el Congreso. Y, si esto es alguien que dice ser “abogado, político y diplomático de carrera”, ¿qué esperamos de los analfabetos que acceden a esa instancia de poder? Declaro que mis preferencias políticas no me condicionan a estar pendiente de en cuál litoral político está ubicado nadie a la hora de hacer mis juicios. Formulo mis críticas con igual rigor cuando se trata de personas con las que coincido políticamente que cuando no. Y, en la especie, me convoca el deber de decir que, desde mi modesta perspectiva, alguien a quien se le ocurra semejante dislate, bien pudiera aspirar a ser regidor en Bánica, mas, no a diputado ante el Congreso, allí las competencias exigidas son mayores.

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