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¿La diplomacia de Hans o Hans en la diplomacia?

Honor a quien honor merece, reza un refrán popular.

Aunque no tuve la oportunidad de conocer personalmente al embajador Hans Dannenberg, pude apreciar de cerca su calidad profesional. Por cuestiones de rutina, en varias ocasiones nos reunimos virtualmente. Ahí pude aprender y escuchar de sus experiencias. También, observar el pragmatismo con que podía solucionar impases ocurridos.

Ciertamente, desconocía sus dotes intelectuales. Pero su sagacidad en el ejercicio era notoria. Intuyo que tenía un concepto estricto sobre el valor del tiempo. Porque enfrentó tareas complejas con celeridad, pero con un éxito inigualable. Era verdaderamente una fuente inagotable de conocimiento diplomático.

Genuinamente prestaba más atención a obtener resultados favorables, que mercadearlos antes de ejecutarlos. Es decir, su preocupación no era ser un embajador de Instagram. Por eso, su cosecha en materia diplomática hablaba por él.

Una de sus causas más firmes era la cooperación solidaria. Por esa razón, durante finales de su misión en la India y, mediante la pandemia de la COVID-19, el primer lote de vacunas recibidas en nuestro país fue gracias a su gestión proactiva.

Tan alta era su disposición que no descansó hasta que se materializó la reciprocidad de aperturar una Embajada de la India en la República Dominicana. Y así se hizo.

Ya establecido como embajador en Rusia, e iniciada la denominada “operación militar especial” de ese país hacia Ucrania, Dannenberg se las ingenió para que el funcionamiento de nuestra Embajada en Rusia no se vea afectada por el bloqueo económico y financiero que acaparó Moscú. De esa manera se estrenó la oficina comercial dominicana en Armenia. Eso demostró su audacia natural para comprender el contexto geopolítico donde desempeñaba sus funciones.

De modo que el canciller de la India, Subrahmanyam Jaishankar, y otras personalidades relevantes del mundo diplomático hayan expresado su profundo pesar por el deceso del embajador Dannenberg, es muestra evidente de su envergadura como representante. Y la participación activa que ejerció a través de las misiones a su cargo.

Igualmente, creo que su sapiencia sobre la operatividad del Estado dominicano y, la Cancillería en sí, le valió para realizar una carrera diplomática estable y sobresaliente; sin embargo, su alta preparación profesional, la calidad humana que me han expresado quienes le trataron de cerca y, su rica cultura universal lo catapultan para ser indudablemente un diplomático digno de emular. Por esta y otras razones, representó en el exterior a tres presidentes dominicanos distintos. Epopeya que no muchos embajadores pudieran manifestar actualmente.

El 23 de diciembre de 2023, el embajador Dannenberg fue llamado a consulta por nuestro Señor. Pero dejó una huella indeleble con la satisfacción del deber cumplido y el mayor decoro posible. Y esa insignia, será el abono con que creceremos los jóvenes diplomáticos que aspiramos a recorrer ese camino.

En definitiva, como quiera que se conjugue el título, el resultado será el mismo: el extinto embajador Hans Dannenberg será siempre un referente ejemplar de un diplomático consumado, que logró con integridad y sacrificio, dar los frutos más palpables en favor de la diplomacia. Siempre por el beneficio y desarrollo de la República Dominicana.

Finalmente, su mayor carta credencial será el legado paradigmático que dejó en vida.

Paz a su alma.

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