VIVENCIAS

Con el diablo no se pacta

El papa Francisco refriéndose a la hilera de tentaciones que soportó Jesús por parte del diablo, señaló que a este no se le vence tratando con él, sino oponiéndole con fe la Palabra divina, enseñándonos a defender la unidad con Dios y entre nosotros, de los ataques del que divide.

La carta a los Efesios (4,27) nos dice que no demos lugar al diablo, cuyo sentido, encaja, si observamos que cuando el diablo está satisfecho es buena persona.

Desde esa perspectiva, un ejemplo ilustra. Cuando alguien, congregado presume de cristiano y estructura sus planes a corto, mediano y largo plazo, pensando si conviene o no a sus intereses, y valiéndose de su posición en la palestra recreativa, siembra la semilla de la división que utiliza a destajo según las circunstancias le sean favorables o no, supone que el diablo es más demoniaco cuanto más respetable.

Esto, lleva a cuidarse de gente así, ya que es mejor estarse tranquilo y arrellanado que levantarse y salir al encuentro del diablo, ya que es un egoísta, y no hace fácilmente por amor de Dios lo que resulta en beneficio de otro.

Cuan necio debe ser el que hace gratis la tarea del diablo, aunque al evocarlo le resultará difícil librarse de él. Con el diablo no se dialoga ni se negocia, sino que se rechaza o se ignoran sus insinuaciones con las palabras juiciosas de las Escrituras. Finalmente, hagamos como se expresa en una súplica a la Virgen María, que acogió la Palabra de Dios y con su humildad derrotó la soberbia del que divide.

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