ENFOQUE

Reconciliación

Al ver el título de este artículo, la mayoría relacionará el término con asuntos exclusivamente amorosos, y tienen razón, aunque existen otros tipos de reconciliaciones que incluso son más auténticas y duraderas que las amorosas.

La amorosa suele ser elogiada al máximo tanto por seculares como religiosos (sacerdotes, pastores y laicos). Sin embargo, este asunto no es tan bonito, debido a que las motivaciones para superar el conflicto son, entre otras, temor a ser catalogado como persona inestable, creer que la otra ha cambiado, o peor aún, creer de manera ilusa que se tienen los medios para hacer cambiar de conducta a la otra persona. Y eso suele fallar, aunque las parejas después de “reconciliadas” se mantengan estables para quedar bien en el teatro de la vida cotidiana.

Así que en lugar de lo que se dice con mucho entusiasmo y romanticismo, de que se están dando una nueva oportunidad y experimentan un nuevo comienzo, en realidad solo están prolongando una relación conflictiva, debido a que un miembro de la pareja (en ocasiones ambos) no puede superar a nivel inconsciente las causas que llevaron a la ruptura.

Y al no poder olvidar de verdad las heridas que ocasionó la ruptura, esas heridas afectivas sin curar, estarán influyendo constantemente en la nueva relación (Reconciliación), saboteando que exista una felicidad auténtica en la pareja. Claro, muchas parejas logran corregir los errores del pasado y ser felices, pero lamentablemente la mayoría no, porque un miembro de la pareja se comporta como el Escorpión de la famosa fábula atribuida a Esopo -aunque se dice que es de autor desconocido- titulada “El Escorpión y la Rana”.

En esencia dice lo siguiente: El Escorpión le pide a la Rana que lo cargue para cruzar el río, la Rana le dijo: ¿cómo sé que no me picarás? El Escorpión respondió: _ porque haría que ambos nos ahogáramos. La Rana aceptó; y a la mitad del río el Escorpión picó a la Rana. Cuando la Rana le preguntó: ¿por qué? Sí los dos vamos a morir; el Escorpión respondió: _ Es mi naturaleza”.

Son muchas las enseñanzas que se pueden extraer de esta famosa fábula, sin embargo, para el tema de la reconciliación de parejas, sólo reiteramos que en muchísimas no es auténtica, porque al igual que el Escorpión, su naturaleza es ser conflictivos y problemáticos, aunque eso les traiga infelicidad.

Hay otras reconciliaciones que también dan la apariencia de ser nobles, porque se usa la palabra “perdón” (que es verdaderamente sublime), pero al igual que muchas reconciliaciones amorosas, en realidad son inauténticas. Como ejemplo tomemos el caso del escritor, líder político y expresidente de la República, Joaquín Balaguer, quien en unos versos trataba de dar la impresión de que logra reconciliarse con una persona de trato cercano, pero realmente continúa detestándola, aun siendo ya un cadáver. Veamos esos versos tomados del poema “In memorian”, dedicado a su cuñado José Patxot Vallejo, y contenido en su libro “La venda transparente”.

“La muerte casi siempre sus víctimas elige, entre aquellos que tienen más derecho a vivir, por esa ley absurda que por fuerza nos rige en la hora más bella te ha tocado morir. Alguien que te amó mucho te precedió en la muerte y esta noche sin duda te encontró en su camino triste por tu caída, pero alegre de verte, de saber que por siempre se unirá a tu destino. Mas yo, que fui testigo de toda la sevicia con que a esa muerta amada la trató tu injusticia, no ignoro que ella misma que por ti sufrió tanto, olvidó tus desvíos, dispensó tu abandono. Rogó a Dios por tus culpas y te amó como un santo, y, en el nombre de ella, yo también te perdono”.

Podemos percibir que, aunque finaliza con el perdón, la palabra sevicia usada en esos versos refleja que en realidad continuaba aborreciendo a su cuñado.

Eso es más o menos lo mismo de las reconciliaciones amorosas que fracasan porque, a nivel consciente, tienen una aparente noble intención, pero la naturaleza conflictiva (incapaces de perdonar verdaderamente las afrentas) impiden que esas historias tengan un final feliz.

Veamos ahora una historia de Reconciliación con un final feliz, y está basada en la parábola del hijo pródigo de Jesucristo, la cual se hizo más famosa, cuando los cantantes conocidos como “Reyes de la Salsa”, Ritchie Ray y Bobby Cruz, decidieron grabar en 1977 la canción a ese ritmo titulada “Juan en la ciudad”.

Con esa parábola tenemos diferencias por su título, debido a que existe una tendencia mundial a repetir y repetir, sin analizar o corregir algo inapropiado. Y así, casi todas las ediciones bíblicas titulan esa enseñanza de Jesucristo de la misma manera. Y aunque reconocemos que ese título se ha hecho muy famoso, desentona con la esencia de esa parábola y la lección que procura transmitirnos. Es importante saber que Jesucristo no le dio título a ninguna de sus parábolas, pero parece ser que al titulador original la palabra “pródigo” le pareció muy atractiva y, por esa razón, la usó, y los demás tontos editores sencillamente continuaron copiándolo. Claro siempre existen excepciones apropiadas, y por eso en la Biblia editada por C.I. Scofield, el título de esa parábola está de manera correcta: “Parábola del hijo perdido”. En este caso la palabra “perdido” tiene un significado psicológico: persona sin un control adecuado de sus emociones.

El Padre estaba enterado por diferentes vías de las calamidades que estaba pasando su hijo botarate, pero no movió un dedo para ir en su socorro.

El Padre estaba enterado por diferentes vías de las calamidades que estaba pasando su hijo botarate, pero no movió un dedo para ir en su socorro.EXTERNA/

Veamos la parábola del hijo perdido: “También dijo: un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; Hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su Padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el Padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido y es hallado. Y comenzaron a regocijarse”. (Lucas 15: 11-24).

El mensaje de Jesucristo no es destacar que el hijo menor fuese pródigo, porque no aporta ningún valor. El hecho de que se comportara de manera pródiga es tan solo el “condimento” o adorno llamativo de ese relato. En realidad, el mensaje central es que si una persona reflexiona y de verdad decide cambiar, entonces estará preparado para reconciliarse, como hace el joven de nuestro relato, acudiendo arrepentido sinceramente donde su Padre (El Padre de esta historia simbólicamente es Dios). Y eso es lo que Dios quiere que suceda, que nosotros demos el paso inicial para buscarle. Y entonces él acepta la reconciliación y además nos premia con bendiciones.

Sin embargo, deseamos destacar otro aspecto subliminal de esta historia. El Padre estaba enterado por diferentes vías de las calamidades que estaba pasando su hijo botarate, pero no movió un dedo para ir en su socorro. Y lo hizo así, no por ser de corazón duro, sino consciente de que esas frustraciones y calamidades le llevarían a reflexionar y buscar reconciliarse.

Y esto es muy importante que sea percibido porque muchos padres tienen hijos atrapados en las “arenas movedizas” de la drogadicción u otros actos criminales. Y estos padres, contrariamente al padre de nuestra historia, acuden presurosos a “sacarles las castañas del fuego”, pero sólo logran reforzar la conducta delictiva de sus hijos.

La parábola tiene una segunda parte con la conducta del hijo mayor, pero para los fines de este artículo, al igual que en la salsa de Ritchie Ray y Bobby Cruz, esa parte la ignoraremos por no ser esencial para el mensaje que tratamos de llevar.

Esperamos que usted pueda reconciliarse con Dios, debido a que de esa manera recibirá la paz verdadera (Juan 14:27), y con esa paz podrá dominar el estrés de la vida cotidiana.

Y como es una paz en medio de los avatares diarios, por eso es definida como “paz en medio de la tormenta”. Muy diferente a la paz que fingimos tener soñando con una reconciliación que, no reconocemos inviable, hasta que recibimos la picadura mortal del Escorpión que nunca cambia.

El autor es psiquiatra y general (R) del Ejército 

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