enfoque
El tiempo deja sus huellas: 31 años de Mani Pulite
La operación ¨Mani Pulite¨, destapó la corrupción en Italia trayendo consigo el desmembramiento del sistema político italiano. Todo inicio el 17 de febrero de 1992, con una aventura judicial, política, empresarial y social por la que Italia dejaría de ser lo que había sido hasta entonces, mejor o peor, pero otra cosa, como si se hubiese venido abajo el techo de una nación, engullendo a personas, partidos y empresas. Esta operación tuvo repercusión en otros países. Destapó un entramado oculto regulado por los partidos por el que recibían comisiones de toda obra pública en función de los votos obtenidos, algo similar como el barrilito en nuestras cámaras legislativas. ¿Es legal recibir fondos por los votos obtenidos en una contienda electoral?
La fiscalía de Milán investigó a unas 4,520 personas y después de tres años fueron condenadas 1,233 personas, entre políticos y empresarios. El ideólogo de esta operación judicial lo fue el fiscal, Antonio Di Pietro. Los condenados con pactos de penas a cambio de una confesión por delitos relacionados con la corrupción fueron 1,300. Aproximadamente la mitad de los parlamentarios nacionales de Roma se encontraron bajo investigación.
La operación “Manos Limpias”, fue un terremoto de proporciones nacionales e internacionales, que llevó al suicidio a grandes empresarios italianos. Cuatro años después, inician la desaparición de partidos políticos por la falta de credibilidad, el Partido de la Democracia Cristiana, que en solitario o coaliciones había gobernado ininterrumpidamente desde 1948, se disolvió y se dividió en tres partidos. Aniquilada la clase política que había gobernado y sin nuevos referentes políticos, entró en juego la Cosa Nostra, mafia de Sicilia, que asesinaron en un atentado en el 1992, a los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. “Manos Limpias cambio el sistema político italiano”, con esta operación habían “nacido grandes esperanzas para un cambio profundo, con la expectativa de que pudiera nacer una Italia mejor, finalmente libre de la corrupción”. La corrupción es una pandemia que se diluye en el tiempo, pero siempre está latente. El desenlace en lo que se convirtió Italia después del descalabró del sistema político italiano producto de la corrupción, así como el sometimiento de empresarios y políticos, nos lleva a esta inquietud: ¿Esta operación disminuyó o erradicó la corrupción en los foros gubernamentales, parlamentarios en la república italiana?
La Cosa Nostra, una mafia que trajo luto a Sicilia y a toda Italia, aprovechó ese escenario y magnificó el caos. La lucha de la corrupción es sistemática, oportuna, pero más aun surge esta inquietud a los 31 años de esta valiente operación evaluemos que ha cambiado en el continente europeo.
En Brasil, observamos que el Juez Moro, acogió el mismo estilo de esa operación y trato consigo una operación anticorrupción, sin precedentes en toda América latina, denominada Operación Lava Jato u Operación Autolavado.
La relación de casos similares será interminable, en toda América Latina, porque la región está viviendo un retroceso político de consecuencias incalculables, que, desde mi punto de vista, todos están relacionados con Odebrecht. La corrupción en España ha provocado el deterioro y la falta de confianza y credibilidad en el sistema político tradicional, lo que se extrapola a los partidos políticos y las instituciones del gobierno. Me viene a mi memoria un párrafo que extraje del libro titulado ¨Política para Adultos¨, de la autoría del ex presidente del gobierno español Mariano Rajoy (…….nadie puede presumir de limpieza absoluta porque nadie la puede garantizar. Cada vez vamos diseñando más filtros y más salvaguardas para velar por la integridad de los comportamientos públicos: reformamos la legislación, señalamos las incompatibilidades, controlamos el patrimonio de los cargos públicos y sus familiares o endurecemos las penas por delitos de corrupción. Pero admitamos que nadie está completamente blindado contra la posibilidad de que otras personas actúen indebidamente. Desde luego, nadie puede presumir de incorruptible y convertir al rival en un corrupto integral, porque la realidad no es así de maniquea y el tiempo acaba poniendo a todo el mundo en su sitio…)
Debemos ser auténticos, no todo proceso es igual a otro, pueden tener cuestiones similares, pero se impone la objetividad no la imparcialidad, aprendamos de los errores de otras naciones y finalmente liberemos a la sociedad de ese flagelo llamado impunidad.