Abinader de diciembre a diciembre

Es evidente que de diciembre del 2022 al 1 de enero del 2024, en el plano político se produjeron cambios significativos. Hace 12 meses la candidatura del presidente Abinader, pasaba sin discusión en primera vuelta y, si por un milagro eso no sucedía, barría en la segunda porque existía una querella insalvable entre los peledeistas y Leonel Fernández quien entonces pujaba por el segundo lugar, con una discusión no zanjada de fortaleza partidaria entre los morados y verdes.

La economía anunció los primeros nubarrones de un mal año con altas tasas de interés y falta de dinero en la calle en enero y febrero pasados y, el Gobierno se pasó de rosca en la judicialización del PLD, organización que en marzo ocupó brevemente las calles y cuyo local, fue bombardeado por las fuerzas del orden. Desde entonces, esa entidad a pesar de estar muy lastimada ha estado en rebeldía, incluso, capitaneando las huelgas.

El 1 de mayo, inesperadamente, el menospreciado candidato verde convocó a sus seguidores a las calles asombrando a todos por el entusiasmo y magnitud de la movilización, desde entonces con caravanas y encuentros abiertos, los espacios públicos han sido suyos; tímidamente primero y con entusiasmo luego, también han salido a la calle los morados: la ausencia del PRM en activismo popular con movilizaciones abiertas es prueba de temor a manifestaciones adversas de la gente por la mala situación en que se encuentra dicha organización y, que empezó a arrastrar al Presidente Abinader quien hasta noviembre pasado había logrado eludir el precio político de la crisis económica y de los escándalos del Gobierno.

La estrategia del Gobierno había sido exitosa en dos sentidos, por un lado mantenía el pie sobre el cuello PLD y por el otro, convertía en tránsfugas a muchos de sus cuadros: Agosto, con la alianza detuvo momentáneamente este drenaje político que amenazaba la supervivencia de dicha organización. La Alianza, ventajosa en término de plazas para los morados, salvó al PLD de la disolución y, colocó a Leonel a un paso del Palacio Nacional.

Presidente Luis abinader

Presidente Luis abinader

En agosto, estando en New York, los servicios de seguridad informaron al Presidente que la Oposición anunciaría una alianza municipal y, éste que había organizado el lanzamiento de su candidatura a la reelección por todo lo alto desde Pedernales, reactivamente precipitó el anuncio desde el exterior, algo insólito. La Alianza municipal y congresual se iría discutiendo, pero la presidencial para segunda vuelta, era un hecho rubricado; FP, PLD y PRD apoyarían en la segunda a quien calificara en la primera vuelta.

Desde entonces el sueño no ha sido tranquilo en el Palacio Nacional y el laborantismo se trasladó a la captación de legisladores; con esta operación de transfuguismo logró mayoría en la Cámara de Diputados con la que aprobar cualquier iniciativa, especialmente los préstamos, las emisiones de bonos y la modificación general de impuestos a la importación de bienes agrícolas en diciembre que ha sido considerada perjudicial para los productores.

Como era previsible, ante el cambio de escenario y la posibilidad de segunda vuelta, sobre todo después de la manifestación de la FP en la Plaza de la Bandera en septiembre, se inició la guerra inductiva de encuestas, buenas y malas, con el objeto de condicionar al elector. Sobre todo porque la gente, hasta la menos preparada se da cuenta cuando el resumen que se publica de la muestra contradice los datos que contiene y, el supermercado contradice al Banco Central.

Sin embargo, en honor a las buenas conviene señalar que cuando se analizan, todas recogen cierta confusión y, el mayor éxito del Presidente Abinader: Mientras el 68% de la gente piensa que vamos por mal camino y que están peor que antes”, todavía no lo hacen responsable.

En lo del desvío del canal en territorio haitiano, que ahora como una burla están ampliando y que ha sido un fracaso épico costosísimo, cosechó los primeros aplausos y paró su deterioro electoral, pero la oposición que siempre tuvo razón en relación con el mal manejo, todavía no logra que pague la factura de un error que le costará sudor y lágrimas a la república: se perdieron los 30 años que costó crear la cultura de comercio licito de la frontera con un valor superior a los USD$ 1,030 millones anuales.

Este ha sido el año de mayor cantidad de denuncias de casos de corrupción en la Administración que se han resuelto con un simple traslado y el peso de una nómina abultada de publicidad estatal que según algunos, monta los RD$ 8 mil millones. También el período en que la población miró el profundo cambio en el comportamiento del primer mandatario.

De aquel Gobernante rico de origen, con aires de humildad y sencillez, capaz de retirar medidas, en especial del Congreso Nacional, cuando el clamor público se manifestaba en contra, ya no queda nada; pasó de la actitud omisa a la respuesta acida a cualquier cuestionamiento de la oposición y aprobó contratos – como Aerodom -, préstamos y emisión de deuda en contra de la opinión de todos: Ya no escucha el clamor general.

La reelección es parte de nuestra cultura política, pero si un gobernante jura cientos de veces que no va, si consagra eso en los estatutos de su partido y luego lo cambia, la gente deja de creer en su palabra: Un día, si ganara haría lo mismo con la Constitución que ya amenazó con modificar.

La gente con la incursión policial en el Colegio de Abogados de la República y la Sentencia del Tribunal Superior Electoral suspendiendo la juramentación de su Presidente Trajano Potantino, ya realizada, empieza a temer que en dónde el PRM pierde, arrebata por la fuerza la bayoneta o el control de la justicia electoral: Ese, según muchas personas, es un ejemplo simple de lo que serán las elecciones municipales en las que Gobierno y Oposición, se batirán en febrero.

En esas elecciones que se darán en el marco de una situación económica general mala, con el dólar a RD$ 60.00 y, con una imagen deteriorad del Gobierno, todos se declararán ganadores, unos por la cantidad de alcaldes, aunque sean los pequeños, otros por la importancia de la alcaldía y también, por la cantidad de votos que obtenga el Gobierno o la sumatoria de la oposición: son un preludio partidario, aunque no son determinantes.

Las elecciones definitorias son las congresuales de mayo que, con pocas dudas, darán paso a la segunda vuelta presidencial de junio, hacia la que el PRM y su candidato, aun punteros se encaminan con malos vientos pues su deterioro apenas empieza y los otros, los opositores, cada día se fortalecen, en particular con temas nuevos como el endeudamiento excesivo: Es obvio que hay una gran diferencia en los dos diciembres para Luis Abinader, en el 2023, contrario al 2024, cerró, con evidente pérdida de fortaleza, piedra inicial para la posibilidad de una derrota electoral.

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