Cinco segundos para cambiar la conversación
En la Era de las redes sociales y las opiniones instantáneas, el body shaming se ha arraigado de manera preocupante en nuestra sociedad. Esta es una palabra anglosajona que hace referencia a criticar a alguien basándose en su forma, talla o la apariencia de su cuerpo, según indica el Cambridge Dictionary.
Hoy en día, es innegable el hecho de que juzgar los cuerpos ajenos se ha vuelto casi tan común como respirar, por lo que es momento de reflexionar sobre la importancia del respeto y la aceptación.
“Te lo digo porque me preocupa tu salud”, es una de las justificaciones más usadas por aquellos que se sienten con el poder de emitir este tipo de comentarios que encubren juicios superficiales y normas de belleza poco realistas. Sin embargo, es crucial reconocer que la salud es un asunto personal y complejo que no puede medirse simplemente por la apariencia física. En lugar de juzgar, debemos fomentar un ambiente que promueva la autoaceptación y la diversidad corporal. A raíz de esto, muchas personas han llegado al punto de temer las épocas en que se reúnen con sus familiares, como es el caso de la Navidad, pues genera ansiedad la cantidad de críticas que reciben de sus mismos allegados. Por esta razón, es esencial recordar que estas reuniones deben centrarse en la conexión y el cariño, no en juzgar la apariencia ni la vida del prójimo.
Una estrategia sencilla, pero efectiva para combatir el body shaming es aplicar la regla de los cinco segundos. Esta propone que, si lo que observamos en el cuerpo de otra persona no se puede solucionar en cinco segundos, simplemente no lo mencionemos. En lo personal, pienso que esta puede ser aplicada a muchos otros aspectos, ya que nos insta a reflexionar antes de expresar comentarios hirientes, promoviendo una cultura más compasiva y respetuosa.