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Una juramentación accidentada

El 16 de agosto de 1990, el presidente Joaquín Balaguer asistió a la Asamblea Nacional para juramentarse como presidente reelecto de la República Dominicana, luego de unas reñidas elecciones en las que su contrincante el Prof. Juan Bosch, candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), alegaba fraude.

Al llegar al Congreso Nacional se le rindieron los honores correspondientes en la explanada frontal de ese palacio legislativo. Una vez terminada esa ceremonia se dirigió al salón de la Asamblea Nacional, pero ante una situación en progreso se le invitó a la espera en el despacho del presidente del Senado.

Ya dentro del despacho senatorial se encontraban: el invitado internacional más prominente, Carlos Andrés Pérez, Presidente de Venezuela, quien estaba acompañado del Dr. José Francisco Peña Gómez, Presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el senador Francisco Ortega Canela, quien era el presidente cesante, y el senador Florentino Carvajal Suero

El presidente pregunta: ¿qué es lo que está sucediendo?, pero nadie le da una respuesta clara de la situación; es el presidente Carlos Andrés Pérez quien se le acerca a Balaguer y le comenta: “presidente, usted tiene un problemita”.

La tardanza se debió a los forcejeos y discrepancias para la elección del presidente del Senado, ya que el candidato de Balaguer era el senador Ricardo Barceló, de Hato Mayor, a quien se oponía José Osvaldo Leger, de San Cristóbal, también reformista, pero que tenía el respaldo de los perredeistas.

Leger se oponía alegando que la elección de su contrincante daría mucho poder a José Hazim, de San Pedro de Macorís.

Tras una larga espera, de más de una hora, el presidente venezolano le pregunta a Balaguer: ¿cuál, a su parecer, sería la solución? El líder reformista se paró molesto y señaló a Peña Gómez y le dijo: “Tú”, “esto es una vergüenza internacional”, abandonando el despacho de la presidencia del Senado y optó por juramentarse ante el presidente de la a Suprema Corte, el Dr. Néstor Contín Aybar.

Contín Aybar fue mi profesor de Derecho Administrativo en la UNPHU, muy mayor de edad y en ese momento con serios problemas de visión, no tenía sus lentes ni recordaba con exactitud sacramental el texto del juramento. Los espejuelos los mandaron a buscar, pero a pesar de tenerlos se le dificultaba la lectura, por lo que rápidamente tuve que escribirle el juramento en un tarjetón, con letras grandes de cajón, para que pudiera leerlo.

Cuando se suicidó el presidente Antonio Guzmán, 12 años antes de esta ceremonia, fue precisamente a Contín Aybar que le correspondió juramentar al vicepresidente Jacobo Majluta para que culminara los días que restaban de mandato constitucional.

Mientras ocurría aquello, el Dr. Peña Gómez fue al bloque del PRD para suspender el respaldo a Leger para que se lograra el consenso y escoger a un senador para presidir el Senado, distinto a Barceló. Finalmente, el escogido fue Carvajal Suero, de Elías Piña, quien llegó al final del acto a la Asamblea Nacional.