FIGURAS DE ESTE MUNDO

El anuncio a María

“He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38).

El anuncio del nacimiento de Jesús es una de las páginas más fascinantes y maravillosas de todo el Evangelio de Lucas. En un proyecto puramente divino, una joven es escogida para este momento decisivo de la salvación humana. Con este propósito, Dios envía al ángel Gabriel a Nazaret, ciudad de Galilea, para anunciar a María el nacimiento de un hijo, concebido por el Espíritu Santo. Ella estaba comprometida con un hombre llamado José.

El ángel entró donde estaba María y le dijo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres”. Esta aparición y saludo prodigiosos la turbaron por unos instantes. Entonces el ángel le dijo: “María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.

María dijo al ángel: “¿Cómo será esto? Pues no conozco varón”. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el santo ser que nacerá será llamado Hijo de Dios, porque nada hay imposible para Dios”.

La posición de María era difícil e incluso vergonzosa. Obviamente José habría sabido que el hijo no era suyo, y ella no ignoraba que sería acusada de adulterio, una ofensa que se castigaba con el apedreamiento. A pesar de todo, ella se sometió con fe y humildad a la voluntad de Dios. Respondió: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra”.

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