ENFOQUE
¿Panes y peces para el periodismo?
En el cambiante mundo del periodismo, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un actor revolucionario y fascinante que está en la boca de todos. Pero ¿es suficiente la enunciación y la mera incorporación de esta tecnología para transformar el periodismo? Creo que la profesión necesita una reconversión profunda que debe partir de la academia y de las empresas de comunicación.
Las redes neuronales artificiales, sin la inteligencia humana como motor impulsor, son simplemente herramientas sin dirección. Es interesante explorar cómo una reconversión en la formación y enfoque periodístico puede permitir una colaboración fructífera entre el hombre y la máquina, elevando el periodismo a nuevas alturas.
“La IA se asumirá cada vez más como una mera herramienta, un medio en lo posible transparente, de modo que el valor añadido, el foco de atención, la verdadera oportunidad de diferenciarse seguirán residiendo en la mayor tecnología jamás desarrollada: la creatividad humana”, afirma Pablo Sanguinetti, ex responsable del Google News Lab en España.
Un periodista bien formado, crítico y creativo, utilizará la inteligencia artificial (IA) para generar contenidos más precisos, ricos en datos y atractivos. Pero sin una base sólida, la colaboración con la IA se reduce a una mera automatización sin valor agregado.
Actualmente, la IA se utiliza en el periodismo para tareas como la recopilación y análisis de datos, generación de reportes básicos y hasta en la asistencia en la redacción. Noticias cortas sobre mercados financieros, deportes, acontecimientos climáticos, geológicos y otros ya son escritas por la máquina, generando despachos rápidos.
En ese contexto, la IA puede asumir labores periodísticas rutinarias, de escaso valor en términos intelectuales, y paralelamente conceder más tiempo y espacio a las entregas que implican más rigor, reflexión e interpretación que quizás no forman partes del entrenamiento integral de la máquina en su proceso de aprendizaje profundo (deep learning).
Sin embargo, esta tecnología, en sí misma, no garantiza innovación o calidad. La IA requiere de la guía, el juicio y la perspicacia humana para ser verdaderamente transformadora. La inteligencia artificial no es un milagro autónomo; es una herramienta que refleja las capacidades y limitaciones de quienes la programan y la utilizan.
El periodismo se encuentra en un punto de inflexión. Las escuelas de comunicación, en conjunto con las empresas de la industria periodística, deberían liderar una reforma educativa para formar periodistas capaces de interactuar efectivamente con la IA. Estos nuevos periodistas han de comprender los fundamentos de la IA y ser capaces de guiar su aprendizaje y evolución. La formación no tiene que limitarse a la mera capacidad técnica, sino enfocarse en desarrollar habilidades críticas, éticas y creativas que permitan a los periodistas utilizar la IA como una herramienta para enriquecer su trabajo.
Hablando en un lenguaje del solar dominicano, la máquina da respuestas y soluciones propias de “ñames” si quien le habla es un “ñame” desarticulado desde el punto de vista lingüístico, cultural, filosófico, político, sociológico, histórico. El periodista del futuro no necesita ser un ingeniero de IA, pero sí un profesional con una sólida base que le permita colaborar con estas tecnologías.
La IA puede potenciar la calidad, profundidad y belleza narrativa del periodismo. Un periodista bien formado, crítico y creativo, utilizará la IA para generar contenidos más precisos, ricos en datos y atractivos. Pero sin una base sólida, la colaboración con la IA se reduce a una mera automatización sin valor agregado.
Los medios de comunicación también enfrentan el desafío de adaptarse a esta nueva era. Para ellos es, sin dudas, un gran reto reorientar su enfoque hacia la creación de contenidos que reflejen las preferencias de su audiencia, utilizando herramientas como la netnografía para comprender mejor las interacciones y sentimientos de los usuarios en entornos digitales. Esta adaptación es esencial para que los medios sigan siendo relevantes en un mundo donde la personalización y la precisión en la entrega de contenido son clave.
La incorporación de la IA en el periodismo no es solo una cuestión de adoptar nuevas tecnologías, sino de reconceptualizar el rol del periodista. Esta reconversión profesional es esencial para desbloquear el verdadero potencial de la tecnología en el periodismo.
Las tecnologías no son para el periodismo el milagro de los panes y los peces. Con la formación adecuada y una adaptación estratégica por parte de los medios, la colaboración entre el periodista y la IA puede llevar a una era dorada de información precisa, profunda y atractivamente presentada. La reconversión del periodismo no es solo una necesidad; es una oportunidad para redefinir la esencia de este noble oficio.