Los géneros periodísticos

“No existe en el periodismo un tópico con más desavenencias que el de los géneros periodísticos; mientras unos abundan en la clasificación otros se limitan a nombrar las formas tradicionales que han dominado el oficio casi desde sus inicios”.

Cuando escribí ese enunciado en el marco teórico de mi tesis de grado sobre periodismo interpretativo corría el año 1996. Han pasado 27 años y el tema sigue dando de qué hablar, aunque se le han agregado nuevas propuestas derivadas sobre todo de la necesidad de adaptación de los medios y del indetenible desarrollo tecnológico.

Por esa época, mi coterráneo Juan Gargurevich, leído en toda América Latina, nos enseñó a todos que los géneros periodísticos son “esas formas diferentes que busca el periodista para expresarse según la circunstancia de la noticia, su interés y el objetivo de su publicación. Pero para él (así como para Beltrao, Fraser Bond, Dovidat, Hohenberg, Martínez Albertos y otros muchos grandes maestros del periodismo), los géneros podían ser tantos como pudieran: desde la noticia, el reportaje o el artículo, hasta la crónica, la entrevista o la crítica.

En mi propia tesis planteé (uniéndome a la española Concha Fagoaga) lo que hoy en día parece tener mayores adeptos —aunque hay todavía algunos que disienten—, que solamente existen tres géneros periodísticos: informativo, interpretativo y de opinión, y que bajo esa sombrilla se desarrolla todo lo que se publica en los medios. ¿Todo?

Ramón Salaverría y Rafael Cores aseguran que la consolidación del periodismo en el ciberespacio ha ahondado el proceso de hibridación de géneros y, además, que las nuevas características multimedia, interactivas e hipertextuales de internet han roto el estancamiento de los textos periodísticos y los han vuelto permeables a otros y hasta a elementos audiovisuales.

“La navegación hipertextual ayuda a difuminar los límites de los géneros periodísticos clásicos. O, mejor dicho, contribuye a la evolución de esos géneros importados en su gran mayoría del periodismo impreso para convertirlos en nuevos géneros que incorporan posibilidades hipertextuales, multimedia e interactivas”, aseguran los teóricos españoles.

Una interesante descripción de lo que sucede ahora, sin duda, aunque en el fondo, dicho de la manera más simple, es posible se impongan siempre esas tres formas de expresión periodística que llamamos géneros.

Ya lo dijo Lester Markel, un influyente reportero de The New York Times, a quien yo también recogí en mi tesis de grado hace 27 años:

“Es noticia informar que el Kremlin está lanzando una ofensiva de paz. Es interpretación explicar por qué el Kremlin ha puesto ahora a las palomas a que se arrullen. Es opinión declarar que cualquier oferta de paz del Kremlin debe ser rechazada sin mayor consideración”.

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